Recuerdo que hace dos meses viajé en un bus y me dirigí de Manta a Portoviejo. Me dedicó a la venta de medicina natural y en productos tenía invertido un capital de USD 500. Cuando llegue a la terminal terrestre de Portoviejo todo estaba bien. Abordé un autobús de transporte urbano para dirigirme hacia el sitio Los Florones al suroeste del centro de esa ciudad. Después de 25 minutos de recorrido me bajé. Los productos los llevó en una maleta.
[[OBJECT]]Al ingreso a este lugar empecé a sacar los medicamentos que están en frascos y fundas plásticas.
Apenas había empezado a ordenar cada uno de los productos que los llevaba en las manos, a bordo de una motocicleta llegaron dos personas. Ellas se bajaron y me dijeron: viejo tienes algo allí entre tus cosas que nos calme este deseo de robar.
Pensé que era una broma, les conteste que sí y les mostré dos frascos. Uno es para ser mejores personas y el otro para curarse las heridas del alma les mencione.
Es que no te das cuenta que vamos a robarte, así que entréganos todo lo que tengas. No hagas nada o te mueres me dijeron.
Se llevaron la maleta, mis documentos personales, un teléfono celular y USD 50 en efectivo.
Era la primera vez que me sucedía algo así. Había llegado a vender en cuatro oportunidades en esa zona, la gente es buena pero no hay cómo confiarse de nadie.
Una señora que vio cómo me robaban me brindó un vaso con agua para aplacar el susto.
Ella me obsequió tres dólares para regresar a Manta. Desde entonces ahora solo vendo en sitios céntricos de Portoviejo. Para comprar más mercadería pedí un préstamo a un hermano, se portó bien y me facilitó el dinero.
Para evitar que los desconocidos me analicen, mis recorridos ya no son una rutina. Cada vez empiezo por diferentes zonas, hago nuevas rutas y sobre todo llevo solo los medicamentos que creo podré vender en un día.
Me ha costado bastante volver a capitalizarme, pues pagué una parte del préstamo y compré más mercadería para el negocio.
Las personas que roban medicina especialmente la que nosotros llamamos alternativa creo que la terminan echando al tacho de la basura, pues ellos no saben cómo se puede comercializar.
Este tipo de producto debe ir acompañado de una charla hacia las personas que van a adquirirlo. Algunos compañeros de trabajo también comentan que han sido víctimas de esta clase de personas. En varios casos les han entregado los productos a cambio de un poco de dinero.