La directora de Fundación Crecer, Pastora Castro, habla sobre los menores de edad involucrados en sicariato.
¿Por qué los menores de edad están siendo utilizados para asesinar bajo la modalidad de sicariato?El entorno en el que viven los menores está invadido por personas que se dedican a esa actividad o porque son los ejemplos que lastimosamente ven a diario. Miran el sicariato como una forma fácil de ganar dinero. No son conscientes del valor espiritual de su vida. Sin eso, ¿cómo pueden valorar la vida de los demás?
Es decir, ¿están en completa vulnerabilidad?
Claro. La vulnerabilidad en la que viven y el deficiente entorno familiar, hace que tengan la necesidad de pertenecer a un grupo y terminan agrupándose en pandillas. Allí son influenciados por adultos, que los arrastran a hacer cosas negativas.
¿La condición etárea de los adolescentes tiene algo que ver en el problema?
Claro, porque las sanciones máximas establecidas para ellos en el Código de Menores son de hasta cuatro años de internamiento. Además son mano de obra barata. No les pagan lo mismo que a un adulto.
¿Cuánto influye esa debilidad de sanciones que refiere, para que los menores cometan estos y otros delitos?
Un poco, pero no es determinante. Lo que hay que ver es que no se está haciendo nada para evitar que ellos caigan en estas situaciones. Creo que más allá de las leyes y de las sanciones se deben implementar programas que permitan rectificar a los que han caído en problemas.
¿Eso quiere decir entonces que no existen programas socio-educativos ?
No, no hay programas socio-educativos para trabajar con los menores infractores. Por eso vemos que hay quienes entran y salen de los centros de aislamiento al igual como lo hacen los adultos en la Penitenciaría.
¿Entonces, los menores están abandonados por los entes estatales que deben preocuparse de ellos?
No conozco las propuestas que tenga el Estado. Lo que sé es que en los centros de aislamientos hay corrupción, por eso los menores tienen armas. Ese ambiente contaminado les ayuda a perfeccionarse en los delitos.
La Policía reporta un alto porcentaje de menores aislados por portar armas de fuego, ¿cómo las obtienen?
Las consiguen dentro de su mismo entorno social donde el tráfico de armas es igual que el de drogas. Las consiguen hasta por poco dinero, considerando que hay muchas armas en el mercado. El arma les da poder y se creen dueños del mundo.
¿Qué hacer para cambiar esta situación?
Nos toca hacer un trabajo muy fuerte a todos, desde todos los espacios. Hay que partir desde el educativo con labores con las familias, que es donde se origina el problema del menor porque hay muchos hogares disfuncionales. Los centros de aislamiento deben cumplir su rol con la población infractora.
¿Esto último va ligado a expedir una política pública de parte del Estado?
Sí, y está ligado a tener la posibilidad de mejorar y convertirse en entes reparados de las faltas cometidas con la sociedad.