Los habitantes de la parroquia fronteriza de Santa Bárbara, en el noroccidente de Sucumbíos, se acostumbraron a vivir en medio de disparos y de bombardeos que ocurren en el lado colombiano.
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Hasta ayer, el ataque de la Fuerza Aérea y de la Policía colombianas a un campamento de las FARC era el tema de conversación entre los vecinos. En este hecho que ocurrió el miércoles murieron cuatro hombres, entre ellos Janier Guerrero, un presunto líder del grupo armado.
Diógenes V., un campesino colombiano que tiene un rancho en la vereda La Estrella, a 300 metros del sitio, dice que ese día, desde las 18:00, comenzaron a sobrevolar aviones y helicópteros.
Este agricultor de contextura delgada y piel curtida, ese día desde lado ecuatoriano, observaba con curiosidad a las naves que “rara vez surcan los cielos tan cerca de la frontera. Parecía que buscaban algo”. Hasta que a las 21:00, al escuchar las explosiones, se dio cuenta de que se trataba de una operación militar contra los miembros del Frente 48 de las FARC. “Se escucharon ráfagas de metralleta y explosiones. Parecían juegos pirotécnicos”, comentaban Diógenes y la mayoría de habitantes de Santa Bárbara.
El campesino estaba inquieto. La mañana del miércoles cruzó el destartalado puente colgante, de 30 m de longitud, sobre el río Chigual. El correntoso afluente une a La Victoria (Colombia) con Santa Bárbara (Ecuador).
Bajó despacio por los ramales lodosos de la montaña y cruzó por el puente de vigas de madera. El agricultor llegó para comprar víveres. No tenía prisa, por lo que decidió dormir en su cabaña, en el caserío Vueltas de Arena, en Santa Bárbara. Pero “cuando ocurrió el bombardeo nos asustamos. Mi esposa, mi hijo y mis vaquitas estaban en el rancho de La Estrella”. El viernes último se reencontró con sus seres queridos que cruzaron a Ecuador.
La incertidumbre reinaba en la mayoría de vecinos que tienen familiares o amigos al otro lado de la frontera. Algunos campesinos llegaban con noticias. Contaban cómo un campamento de las FARC, que se encontraba oculto entre los árboles de una quebrada, quedó convertido en cenizas.
Desde un costado de la estrecha vía lastrada que enlaza a Carchi con Sucumbíos, en el sector de Vueltas de Arena, se podía ver el sitio del bombardeo. Unos círculos negros y árboles derribados delataban, en medio de la selva tropical, el lugar en donde cayeron las bombas.
Ahí hay casas dispersas, de madera y techo de metal, que parecen colgarse de la faldas de las montañas. Ahí viven campesinos como Vicente C. y Yolanda C. La pareja huyó la noche del bombardeo. “Salimos corriendo campo abajo y cruzamos por el puente”.
Eran minutos de confusión. En el lado ecuatoriano fueron detenidos por una patrulla militar, que se movilizó hasta la línea de frontera. De nada sirvieron las explicaciones. Los soldados ecuatorianos detuvieron a los dos colombianos y los trasladaron al Batallón de Infantería Galo Molina, de Tulcán, para investigarlos.
Fueron liberados después que se comprobó que no tenían vinculación con el grupo irregular colombiano. Enseguida emprendieron el retorno al poblado.
Curiosamente cerca al puente había pantalones, camisas y plásticos de varios colores. Un militar, que prefirió el anonimato, explicó que muchos guerrilleros cambian el uniforme por ropa civil para cruzar a Ecuador.
Vicente C. y Yolanda C. no fueron los únicos desplazados. Según el Diario del Sur, de Colombia, al menos cinco familias tuvieron que salir hacia el corregimiento de La Victoria y a Ecuador, por el temor a ser blanco de los hostigamientos del grupo armado ilegal. El matutino asegura que a La Victoria llegaron 35 desplazados, tres de ellos menores de edad y tres adultos mayores. Estas personas pidieron refugio en casas de familiares y amigos.
No es la primera vez que ocurren enfrentamientos frente a la parroquia ecuatoriana de Santa Bárbara. En noviembre del año pasado también fue bombardeado un campamento de las FARC. Ahí murió Doris C., una ecuatoriana de 15 años, nativa de La Fama, Sucumbíos.
Diógenes dice que se han acostumbrado a vivir en medio de las balas y que su temor terminará solo cuando muera.
Viven de la agricultura
En Santa Bárbara habitan 678 personas dedicadas a la producción de tomate de árbol, granadilla, leche y quesos. También se dedican a la ganadería.
En la vía que conecta a Julio Andrade (Carchi) con La Bonita (Sucumbíos) hay dos destacamentos militares a cargo de la seguridad. Uno está en El Carmelo y otro en Santa Bárbara.
Según Danilo Guerrero, teniente político de Santa Bárbara, la calma retornó al poblado con el pasar de las horas.