En el sector turístico tenemos el problema de que los visitantes son asaltados y agredidos por personas que, la mayoría de veces, son extranjeros. El ingreso de personas al país no siempre es con fines turísticos y al abrir las fronteras a todos hay que tener un cuidado exhaustivo, sobre todo en estos tiempos es cuando vemos tantos delitos. En el Mercado Artesanal de La Mariscal (centro norte de Quito) nos unimos para resguardar a los turistas y contratamos un servicio privado de guardianía. Cuando hemos atrapado a un delincuente, lo hemos llevado a la Policía, pero hasta ahí podemos actuar. La mayoría de las veces esa persona sale de la cárcel y sigue delinquiendo. Creo que también es importante que los pequeños comerciantes se unan y se asocien, porque así nos blindaremos más ante la astucia de los ladrones. Hay que conocerse y actuar en conjunto y sobre todo se debe dialogar con las autoridades para que refuercen el trabajo de las unidades encargadas de la seguridad turística. Por ejemplo, que no trabajen en horario limitado, que se especialicen y puedan patrullar las 24 horas, porque la delincuencia no descansa.