En los últimos 12 años, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha aportado con USD 116 millones para la lucha antinarcóticos en el Ecuador.
Esta ayuda se suspenderá desde septiembre próximo por decisión del Gobierno estadounidense. El miércoles, el director de la oficina de Antinarcóticos de esa nación, William Brownfield, dijo que se retirará la cooperación a Ecuador, porque esa “decisión refleja la realidad de la naturaleza de cooperación” bilateral.
Esto sucede, días después de que se concretara la salida de 20 militares y funcionarios estadounidenses del Grupo de Seguridad, adscrito a la Embajada en Ecuador, por considerar que la cifra era “escandalosa”. Su partida fue pedida por el gobierno del Rafael Correa.
“Estoy listo para reconocerlo, la sección INL (Antinarcóticos) que ha estado en Ecuador por más de 30 años, también va a cerrar”, dijo Brownfield en una audiencia en el Congreso estadounidense.
Ayer, el portavoz de la Embajada de EE.UU,. en Quito, Jeffrey Weinshenker, aclaró que la resolución que se tomó no tiene ninguna relación con la salida de los funcionarios militares, sino que está ligada a un tema económico.
“La decisión de dar por terminados los programas refleja nuestra realidad presupuestaria y se la tomó luego de una revisión amplia y larga. El Gobierno de Estados Unidos festeja los logros en la lucha antinarcóticos y espera poder cooperar de otra forma en esta tarea”, explicó Weinshenker.
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Para el Gobierno ecuatoriano, la resolución de su par del norte no afectará al país ni tampoco perjudicará el buen desempeño de la lucha antidrogas. El ministro del Interior, José Serrano, señaló que “el Gobierno está manejando con absoluta responsabilidad el presupuesto que tiene ahora nuestra Policía. No requerimos de dos carritos y un perrito. Nuestra Policía está comprometida con la seguridad de nuestros ciudadanos y si podemos ayudar a otros en buena hora”.
Al momento, la Oficina Antinarcóticos de la Embajada coopera en programas de capacitación y donaciones de equipamiento para combatir el tráfico de estupefacientes.
Desde el 2001, el Departamento de Estado de EE.UU. ha trabajado con las Fuerzas Armadas y con la Policía. Sin embargo, con la llegada del presidente Rafael Correa al poder, la relación bilateral ha pasado por varias etapas. La primera crisis se produjo en marzo del 2008, luego del ataque colombiano a la base de las FARC en Angostura; después vino el cierre definitivo del Puesto de Operaciones Avanzadas (FOL) en la Base de Manta.
Sin embargo, en el 2010 surgió una etapa de estabilidad y acercamiento con la visita de la exsecretaria de Estado, Hillary Clinton, para trabajar en la cooperación bilateral, que nuevamente sufrió un quiebre luego de las revelaciones de Wikileaks. La entonces embajadora en Quito, Heather Hodges, fue expulsada del país.
No obstante, los dos países han manifestado su deseo de que se mantengan en buen estado los lazos de cooperación y también comercial.