Ayer en la Pastoral Social, en la casa del Vicariato y en la Radio Sucumbíos las actividades se realizaron con normalidad. Sin embargo, aún se mantuvo el desacuerdo entre los seguidores de los religiosos Heraldos del Evangelio.
Este grupo insistió en no aceptar las decisiones tomadas el miércoles por monseñor Ángel Polivio Sánchez, delegado pontificio. Para anoche tenían prevista una nueva marcha por las calles.
Los dirigentes del grupo integrado por seglares carismáticos y otros no están de acuerdo con la decisión de Sánchez de mantener a cinco sacerdotes diocesanos en la provincia. Los acusaron de incentivar a la oposición de la presencia de los 16 religiosos heraldos. Estos llegaron en octubre pasado para asumir el Vicariato por disposición del Vaticano.
Los dirigentes dijeron que lo más conveniente es que estos diocesanos que trabajaron junto con los Carmelitas Descalzos dejaran la provincia. Por eso, la noche del miércoles mientras monseñor Sánchez daba misa, no dejaban de gritar “fuera diocesanos”. Indicaron que no se opondrán a los nuevos que arribarán a Sucumbíos por pedido de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana.
En tanto, ayer hasta media mañana, monseñor Ángel Sánchez siguió con la visita de centros e instituciones que son adminis-trados por el Vicariato. Hasta las 10:00 estuvo en la Pastoral Social y mantuvo un diálogo informal con los empleados del lugar. Luego de esto, Sánchez viajó a Quito.
En la Pastoral se siguió con las tareas cotidianas. Cuatro empleados revisaban y empacaban textos escolares que serán entregados a unos 900 estudiantes, de 42 escuelas asentadas a lo largo del cordón fronterizo norte.
También continuaron las actividades previstas para la ejecución de proyectos, como la dotación de botiquines básicos a dichos planteles, además del pago de una bonificación especial a los profesores fronterizos. Estos proyectos son impulsados con aportes de organismos internacionales de Estados Unidos y de Europa.
El salón parroquial, en el centro de Nueva Loja, estuvo despejado y sin vigilancia policial. Pese a eso, la gente y los medios locales insistían en que el conflicto aún no se soluciona del todo.
Al respecto, Freddy Moreno, presidente de la Casa de la Cultura núcleo de Sucumbíos, afirmó que “más allá de defender a una u otra congregación religiosa, se trata de una pugna de poderes”.
Según Moreno, por una parte están los miembros de la Iglesia de San Miguel de Sucumbíos (Isamis), “quienes defienden su presencia, que forjaron durante varios años” y por otra, “los que ahora tienen poder económico y buscan el poder político”.
Sánchez, Moreno y la mayoría de la población de Sucumbíos coincidieron en que las confrontaciones marcaron distancia entre familias y agrupaciones, que resultará complicado solucionar.