Dejó su moto en la puerta de un edificio en el norte de Quito y 20 minutos después esta desapareció. Su sangre se heló al salir de dejar una encomienda y no encontrar la motocicleta que utilizaba para movilizarse en su trabajo como mensajero.
Angustiado, Augusto A. corrió por las calles aledañas para buscar su moto pero no la encontró. Una señora que vendía caramelos en la calle le dijo que hace unos minutos vio a dos hombres subir una moto a una camioneta justamente afuera de ese edificio.
Augusto reunió más de USD 3000 para comprar la moto que, además con el préstamo de un banco (de USD 1 000), compró hace un año y medio. Ahora sigue pagando ese crédito, pero todavía no recupera su vehículo que fuera robado hace cuatro meses.
Como el caso de Augusto se registraron 4 838 a escala nacional, en el 2009, según la Policía Judicial. La cifra aumentó el año pasado a 4 888. Solo en Pichincha se denunciaron 1 013 robos de motos, en Guayas 1 335 y en Manabí 433, en el 2010.
De acuerdo con las estadísticas de la Brigada de Automotores, el 96% de robos de motocicletas se produce por dejarlas sin seguridades en estacionamientos, afuera de edificios o casas y el 4% , por asaltos en la vía pública.
Hace dos semanas, Esteban Briceño conducía su moto por el sur de la ciudad para ir a la casa de su novia. Eran las 22:00 y el semáforo en rojo lo detuvo cerca de la avenida Mariscal Sucre y Ajaví, a tres cuadras de llegar a su destino. Sin que pudiera reaccionar, dos desconocidos en una camioneta gris le bloquearon el paso.
Rápidamente los hombres se bajaron del vehículo apuntándolo con un arma y lo amenazaron para llevarse su motocicleta.
Esteban tuvo que hacerlo por temor a que le dispararan y en menos de cinco minutos se quedó solo en medio de la avenida observando cómo esas personas se robaban su vehículo comprado hace tres años.
Para Cristian Trujillo, encargado de la Brigada de Automotores de la Policía Judicial de Pichincha, las razones para que la delincuencia se apodere de las motos están asociadas con el sicariato, los sacapintas, la persecución, los asaltos o el contrabando.
De acuerdo con los estudios de la Brigada, las motos más robadas son las más livianas, sin una marca en particular, de fácil transporte y que no tengan muchas seguridades. “Cuando una moto estacionada está con un candado o algún tipo de seguridad dificulta el robo en el corto tiempo que tienen los delincuentes para ello. Entonces se llevan las que no las tienen”, sostiene Trujillo.
Para la comercialización de las partes de una motocicleta o para su traslado fuera del país, la falta de registro y matrícula es determinante. Así lo indica Juan Zapata, jefe de Ingeniería de Tránsito, quien en la Policía lleva el registro de automotores del país.
Según la Dirección Nacional de Tránsito, 15 000 motos se registraron el año pasado en Quito. Pero no se tiene un cálculo exacto de cuántas circulan en las calles de la capital en la realidad. Aunque, según Zapata, en los operativos que realiza la Policía de Tránsito la mayoría no tiene matrícula.
En el primer trimestre de este año se registraron 169 robos de motos. Según Trujillo, en cada operativo (se realizan una o dos veces a la semana) que efectúa la Brigada de Automotores se recuperan dos o tres motocicletas.
Las motos que no son reclamadas se quedan en los dos patios que la Policía tiene en la capital (El Arenal y Marianitas, este último ubicado en el norte).
Augusto A. ha visitado esos patios en varias ocasiones pero no ha obtenido buenos resultados. Pese a que varias personas le han dicho que no va a recuperar la moto, él no pierde las esperanzas, pues en ese vehículo invirtió los ahorros de sus años de trabajo.