Thiana regresó con sus padres biológicos después de casi tres meses. Foto: Cortesía
La tarde del viernes 6 de octubre del 2017, Thiana regresó con sus padres luego de casi tres meses de distanciamiento. El encuentro se dio luego de una audiencia efectuada en el Juzgado de la Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia del Complejo Judicial Norte, ubicado en la ciudadela La Florida, en Guayaquil.
Inicialmente, la diligencia estaba prevista para el 11 de octubre, pero se adelantó por requerimiento de la familia. Allí se dio lectura a los resultados de una prueba de ADN que confirmó a Jacinto y Rosa como los progenitores biológicos de la niña.
En la madrugada del pasado miércoles 12 de julio del 2017, la Policía Nacional realizó un allanamiento en la casa de la menor bajo la sospecha de que supuestamente fue secuestrada desde los ocho meses de nacida. Jacinto y Rosa, fueron detenidos junto a otros tres familiares por el presunto delito. Y la niña fue enviada a una casa hogar.
Tras los resultados del examen, se convocó a una audiencia para el 20 de septiembre. Ese día la menor volvería con sus parientes, mientras los padres continuaban en prisión, pero el proceso fue suspendido. Dos días después, al comprobarse la familiaridad de los detenidos con la niña, fueron puestos en libertad.
Al regresar a su casa el viernes pasado, en la cooperativa Paraíso de la Flor, en el noroeste de la ciudad, la infante fue recibida por vecinos, amigos y familiares. Le prepararon una fiesta para celebrar su retorno y al mismo tiempo, su cumpleaños que fue el pasado 14 de julio, dos días después de la operación policial.
“Gracias a Dios, ayer llegó la paz a nuestra familia”, dijo emocionada Vanesa, prima de la niña.
La historia habría comenzado en el 2011, en la Cooperativa Sergio Toral, otro sector del extremo noroeste, casi al límite de la ciudad. Según la investigación iniciada por la Unidad Antitrata de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (Dinapen), la madre denunciante fue amedrentada con armas de fuego para entregar a la bebé que llevaba en brazos, mientras recorría el barrio. En ese tiempo, la madre solo tenía 12 años de edad.