Redacción Guayaquil
Las fiestas julianas impregnan las cartas de los restaurantes de Guayaquil. La Canoa, El UniCafé, del Hotel Unipark, y La Pepa de Oro, del Hotel Guayaquil, en el centro de la ciudad ponen en el menú los platos típicos de la ciudad. En el norte, el menú de Olmedo y Lo Nuestro, en Urdesa, fusiona también lo moderno. La mayoría de las recetas rescata los ingredientes tradicionales, pero los presentan con nombres más atractivos.
El escenario en los restaurantes recrea el Guayaquil antiguo. Las criollas bonitas, que usan faldones con franjas blancas y blusas de hombros descubiertos, atienden junto a los meseros con guayaberas y sombreros en La Pepa de Oro y el UniCafé. También se recrea un ambiente de antaño en la decoración. Los elementos de madera, las gigantografías y el vestuario típico armonizan con un espacio acogedor para el cliente .
Desde las charolas, el olor a verde, carnes y especias invade todo el ambiente. El seco de chivo, arroz con menestra, caldo de manguera, la guatita, el caldo de pata, cebiche mixto o caldo de bolas son los primeros en el menú.
Los aperitivos como humitas, bollos o hayacas son los más pedidos. En postres tradicionales, las opciones van desde los higos con queso y la resbaladera, que es una especie de arroz con leche, pero los granos van más quebrados.
Los festivales gastronómicos también se anclan en el Puerto Principal. Guayaquil de mis Sabores es una tradición de más de una década. El restaurante UniCafé, del Hotel Unipark, ubicado en la Clemente Ballén y Chile, tiene como emblema una carreta bautizada como La Fundadora. Es una réplica del carruaje que se ubicaba hace 35 años en la esquina de la Colón y Malecón.
En La Fundadora se venden aplanchados, que son sánduches de queso, jamón y mantequilla. Lo más típico es que se preparan en una plancha de acero inoxidable calentada por carbón. Para acompañarlo se sirve chocolate caliente en jarrito de metal.
El chef César Maldonado, con 22 años de experiencia, explica que la gastronomía guayaquileña tiene rasgos de otras provincias por la migración interna. Los productos del mar se fusionan con ingredientes tradicionales como el plátano, aguacate y fréjoles.
En UniCafé los desayunos típicos van desde el Simón Bolívar, que comprende un encebollado de albacora con una porción de arroz. También está el Trío Santa Ana, este junta hayacas, humitas y un bollo, en un solo plato.
El más consistente es el desayuno Parque Seminario. Un bistec de hígado o de carne con unas tortillas de verde rellenas de chicharrón, queso y camarones.
“Lo fundamental es la tradición. Nuestros platos se basan en lo que se come ahora y se ha comido siempre”, comentó Maldonado.
Pero no sólo los platos fuertes se posicionan en las cartas de los restaurantes típicos. Las bebidas y los postres tradicionales también tienen su espacio. La colada de plátano, hecha con harina de plátano, naranjilla y canela, la chicha de jora, compuesta por chicha fermentada con canela y la resbaladera esperan por los dulceros.
Antes de crear los menúes, los chefs se reúnen y leen libros de historia. César Maldonado, por ejemplo, prefiere ‘Del tiempo de la yapa’, de la reconocida historiadora guayaquileña Jenny Estrada.
Aunque el plato guayaco por excelencia se puede encontrar en cada esquina de la ciudad. El arroz con menestra, elaborado con fréjol canario acompañado con carne asada, pollo o chuleta y patacones se sirve sobre todo en la noche y se disfruta en familia.
Los mariscos dominan en Lo Nuestro
Redacción Guayaquil
Los sitios tradicionales de Guayaquil se evocan en el menú del restaurante Lo Nuestro, en Urdesa (norte). Costillas de camarón del Cerro, Pollo a Las Peñas, Tren de Alfaro y Guayaquil Independiente son algunos de los platos que se pueden degustar en familia.
El ambiente se remonta a los años treinta. Las ventanas de madera y las plantas se complementan con las paredes tapizadas con cuadros de Guayaquil de antaño.
La capacidad del local es para 140 personas, que se desborda los fines de semanas. Los precios van desde USD 6 hasta USD 20.
El restaurante se instaló hace 16 años. Francisco Grunstein, uno de los socios, dice que la especialidad es el marisco. Los platos son muy demandados por clientes nacionales y extranjeros.
El plato Guayaquil independiente se vende hace un año, pero es el que más piden. Ese menú incorpora un guiso de camarón con una salsa de hierbas finas, acompañado con arroz. Desde hace cinco años, Julio Patiño visita semanalmente el restaurante con sus amigos. Su preferido es el cebiche de spondylus al vino.
La Pepa de Oro tiene platos de cepa
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Un moderno sintetizador entona pasillos y albazos tradicionales, que llenan el ambiente del restaurante La Pepa de Oro, en el centro de Guayaquil.
Sobre una larga mesa descansan los platos del almuerzo bufé del Festival Gastronómico Guayaquileño, que realiza el Gran Hotel Guayaquil desde hace 20 años. El seco de chivo, la guatita y los mariscos son algunas de las estrellas que adornan el festival.
En La Pepa de Oro desempolvaron el recetario de la abuela y le apostaron a lo tradicional. “Nosotros no creemos en recetas fusionadas, los ingredientes que usamos son los mismos que utilizaron nuestros ancestros”, resaltó el chef Antonio Suárez, quien tiene 25 años de experiencia.
Los meseros visten al estilo del Guayaquil antiguo. El bufé cuesta USD 18,48 (incluidos impuestos). Si acostumbra comer poco puede pedir cualquier plato a la carta. Están entre USD 3 y 11.
La Pepa de Oro está en las calles 10 de Agosto y Boyacá. Para llegar puede caminar seis cuadras desde el malecón, a la altura del centro comercial. También puede utilizar el transporte Metrovía.
Olmedo junta lo moderno y lo típico
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Las gigantografías de los sitios turísticos de Guayaquil ponen el ambiente en el restaurante Olmedo, ubicado en Urdesa Central, en el norte.
La Catedral, el hemiciclo de La Rotonda y el Malecón Simón Bolívar decoran las paredes. Del techo cuelgan lámparas blancas y adornos de fiesta albicelestes.
La oferta de comida tradicional guayaquileña es todo el año. Tiene capacidad para 100 personas. “Pasa lleno los fines de semana, a toda hora”, asegura Anita Rosales, una de las representantes.
Caldo de bolas, arroz con menestra, caldo de pata, seco de chivo y los cebiches de camarón, concha o pescado completan la carta de aproximadamente 60 platos. La estrella de los fines de semana es el caldo de manguera, cuyo precio es de USD 5,90.
Olmedo no es solo un sitio para comer, sino también para disfrutar de cocteles. Las bebidas preparadas en la casa tienen nombres que rinden homenaje a la ciudad. Guayaquil de mis amores, Olmedo, Barcelona y Emelec constan en la cartilla desde hace dos años. Los precios de las bebidas van desde los USD 3,80.
En La Canoa, el secreto es la frescura
Redacción Guayaquil
A la hora de engreír el paladar con platos típicos, el restaurante La Canoa, del Hotel Continental, es una opción.
La decoración del lugar tiene como elemento principal la madera, como tributo al nombre del local. El promedio de visitantes diarios es de 900 personas. La mayor ventaja del comedor es que atiende las 24 horas del día.
El plato más solicitado es el seco de chivo, su precio es de USD 8,83. “El secreto de nuestras recetas es que las preparamos con materiales frescos y con amor”, cuenta el chef Vicente Maldonado, quien tiene 14 años de trabajo.
La consentida del restaurante es La Canoera. Es una bandera (varios platos en una sola presentación) que tiene como base arroz blanco, sobre el que descansan una porción de arroz amarillo, cebiche de camarón, seco de chivo, guatita, caldo de salchicha, maduro y un pedazo de aguacate. Cuesta USD 10,57. La Canoa está frente al parque de las iguanas (Seminario), en las calles 10 de Agosto y Chile.