Redacción Sierra Centro
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Abelino Gualinga llevaba una corona elaborada con plumas de tucán sobre su cabeza. Sus cabellos blancos brillaban con los pocos rayos de sol que se abrieron paso entre las nubes.
Sobre la comunidad
En la Amazonia existe la mayor cantidad de plantas medicinales del país. Se puede encontrar sangre de drago, uña de gato, dulcamara, chiricaspi, caspipalo, yahuati caspi, yana yacu caspi, huambola, callacaspe…
La población de Sarayacu se alimenta con productos cosechados en sus propias chacras. Entre ellos están yuca, verde, plátano, arashá, naranjilla, etc. Además, comen pavos de monte, jabalíes salvajes, peces, dantas. Una leyenda cuenta que un hombre que vive en la selva dice a los chamanes qué plantas sirven para curar. Sin embargo, quienes los han visto no pueden consumir sal ni dulce. El Gobierno francés, a través de su Embajada, entregará al pueblo de Sarayacu implementos médicos, como sueros…
A la orilla del río Bobonaza, este sarayacu de 88 años se preparó para iniciar un ritual de sanación. Llevaba en sus manos hierbas y varios brebajes preparados.
Él es el chamán (curandero o médico ancestral) más anciano del pueblo Sarayacu, una comunidad ubicada al noroccidente de Pastaza. Está habitada por 1 500 personas en sus cinco comunidades. Allí solo se puede llegar en canoa o en avioneta.
Los vuelos salen desde el aeropuerto de Shell todos los días y el viaje dura 25 minutos.
En las riberas del afluente Bobonaza, más de 70 personas rodeaban a Gualinga. Eran niños y jóvenes que tenían la cara y las manos pintadas con dibujos de animales, estrellas, agua…
Ellos tenían un motivo especial para reunirse el sábado pasado. Desde ese día funciona el Centro Amazónico de Curación. Durante tres años, los hombres del pueblo Sarayacu recopilaron los materiales en la selva para construir esta estructura.
Desde el sábado, allí se usan plantas medicinales y rituales ancestrales en la casa Sasi Wasi. La idea del proyecto es que los habitantes de Sarayacu asistan al sitio para recibir atención médica.
En el lugar, los chamanes curan a los pacientes con el uso de plantas medicinales. También reciben medicina preventiva.
La estructura tiene 200 metros cuadrados y está edificada con madera de caoba (madera roja o pucacapi). El techo está tejido con hojas de wuayuri.
Las paredes son de caña guadúa y están decoradas con lanzas de chonta. Los asientos de la sala de espera tienen formas de animales (armadillos, tigres, jabalíes, boas, cocodrilos, osos…). En el piso hay una serpiente de cuatro cabezas.
José Gualinga es el presidente de la Asociación para el Rescate y Fortalecimiento de la cultura Sarayacu. Según él, existen varios símbolos en el centro medicinal porque ellos atraen las energías de la naturaleza y ayudan a curar las enfermedades.
Eran las 10:00 del sábado pasado y Abelino continuó con su ritual. En su mano derecha tenía una rama de hojas de ilupanga. Las movió en círculos mientras caminaba alrededor de la estructura.
Con un canto en kichwa, el médico ancestral llamó a los poderes de la selva: los animales, las cascadas, los ríos, el suelo… “La idea es concentrar las energías para las curaciones”, explicó.
En el centro Sasi Wasi se atenderá, principalmente, en medicina preventiva mediante el uso de plantas medicinales. Según Gualinga, lo principal para tener
una buena salud es saber prevenir enfermedades y eso se hace a través de una buena nutrición.
“No consumo sal, ají ni dulces. Nunca he tenido un dolor. Siempre me alimento con las plantas de nuestra naturaleza”, aseguró.
En este local también se atenderán emergencias como partos, mordeduras de serpientes, piernas o brazos rotos…
En el caso de que exista un caso que necesite de hospitalización, en Sasi Wasi les darán la atención necesaria hasta que llegue la ambulancia aérea. La pista está ubicada a un lado de la casa asistencial. Otro aspecto importante de este centro es que allí podrán acudir los habitantes de las 30 comunidades que habitan en los alrededores de Sarayacu.
Para Holger Cisneros, presidente de la comunidad, el pueblo Sarayacu ahora busca la forma de conservar los conocimientos ancestrales ya no solo mediante la tradición oral, sino de forma escrita. “Las nuevas generaciones nos estamos encargando de ello. Por eso es importante dar un espacio a los médicos que tenemos”.
Por esta razón el gobierno de Sarayacu, con el apoyo de la Embajada de Francia, difundirá estos saberes por medio de materiales didácticos. Estos se utilizarán como materias en las escuelas de las comunidades.