Daños en las vías rurales de Quinindé y Santo Domingo

La vía a la parroquia Puerto Limón, en Santo Domingo de los Tsáchilas, está afectada, por el daño en una alcantarilla. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO.

La vía a la parroquia Puerto Limón, en Santo Domingo de los Tsáchilas, está afectada, por el daño en una alcantarilla. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO.

La vía a la parroquia Puerto Limón, en Santo Domingo de los Tsáchilas, está afectada, por el daño en una alcantarilla. Foto: Juan Carlos Pérez / EL COMERCIO.

En la zona rural de Santo Domingo de los Tsáchilas y en Quinindé (Esmeraldas), el invierno pone en evidencia el mal estado de la vías.

Estas zonas son las más afectadas, además de Guayas y Los Ríos, por las intensas precipitaciones de la época. Se calcula que 600 comunidades tienen problemas para movilizarse.

En la parroquia Cube (Quinindé), por ejemplo, las lluvias de la semana anterior provocaron daños en la carretera que conduce a la comunidad.

Según el presidente de la Junta Parroquial, Ramón Giler, por esta carretera se llega a 65 comunidades. “Cuando el camino tiene huecos, las camionetas y rancheras no quieren llegar y hay personas que trabajan en Quinindé o estudian en Viche y eso genera malestar”.

Según la Prefectura de Esmeraldas, se hizo el rebacheo y estabilización de taludes. Dolores Villegas, directora de la Unidad de Gestión de Riesgos del Municipio de Quinindé, informa que 289 comunidades rurales tienen inconvenientes viales por la crecida de los ríos Blanco, Quinindé y Góngola.

Ella asegura que se trabaja en un plan de capacitación para que las personas eviten accidentes en casos de derrumbes o desbordamientos.

Además tienen un proyecto para reubicar a las familias que viven en zonas de riesgo. Desde el 2014 se ha reubicado a 405 familias, pero aún faltan 800 más. Villegas dice que se han realizado convenios con el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda para dotar de viviendas a 285 personas. “Uno de los inconvenientes es que se asentaron en lugares riesgosos y se construyeron carreteras sin responsabilidad técnica y eso ocasiona que en invierno la situación no sea la mejor”.

En la zona alta de Quinindé también se han presentado inconvenientes por la temporada invernal. En la parroquia rural Chura, por ejemplo, el desbordamiento del río Vinsade debilitó uno de los muros que sostiene el puente. Este acceso vial es el único camino para llegar hasta Viche. El agricultor Pablo Quiñónez tiene problemas para transportar los racimos de palma africana hacia las extractoras que hay cerca de Quinindé.

Otro sector incomunicado es el recinto Pueblo Nuevo. Allí, el puente de 200 metros luz cedió. Según la Prefectura de Esmeraldas, se hicieron estudios técnicos del acceso vial y se tiene previsto que la construcción empiece en el 2016.

En la provincia vecina, Santo Domingo de los Tsáchilas, también se construirá un puente sobre el río Mulaute. Allí viven unas 3 000 familias agricultoras, las cuales no pueden trasladar sus productos hacia Santo Domingo o Pichincha.

Según Noé Doicela, jefe de Vialidad de la Prefectura de Santo Domingo, el puente se levantará apenas termine el invierno. La inversión será de USD 1,8 millones y será de construcción mixta, con vigas metálicas, estribos y loza de hormigón armado.

La Prefectura ha registrado entre diciembre del 2014 y enero y marzo de este año más de 100 imprevistos en las vías rurales. Por ejemplo, en la vía El Cóngoma Medio, de la parroquia Luz de América, se han presentado deslizamientos de tierra y lodo. En la parroquia San Jacinto del Búa, sector La Flecha, las fuertes precipitaciones del pasado viernes provocaron el taponamiento de una alcantarilla, que estaba socavando la vía.

La Dirección de Obras Públicas de la Prefectura planificó la colocación de otra alcantarilla con muros de gaviones.

Otro sitio que ha sufrido los estragos del temporal es Estero Frío, en la comuna Julio Moreno Espinosa. Allí se derrumbó la protección del muro de hormigón y las mallas de gaviones.
En Valle Hermoso, en cambio, se debe construir un muro de protección en el río Blanco.

La moradora Susana Reascos asegura que con la crecida del afluente, el barrio se inunda. “Coloqué un letrero para vender mi casa o cambiarla por un carro, porque ya no puedo vivir así, con el peligro”.

Suplementos digitales