La envidia es pasión negativa. Es un apéndice de la pasión colérica. Pero en ocasiones no podemos ignorarla al observar que otros tienen lo que nosotros no tenemos.
Tal es el caso, en el campo de la política, de la conducta de dos presidentes recién elegidos en América del Sur: el socialista José Mujica, en Uruguay; y el derechista Sebastián Piñera, en Chile. Ideológicamente opuestos, pero su ubicación ideológica no es óbice para observar conducta práctica y bien educada, en beneficio de sus naciones. El uruguayo, de 74 años, ex guerrillero, en una entrevista publicada en el diario La Nación de Argentina, y reproducida en parte por el periodista Milton Luna, manifestó: (Pregunta) “¿Más allá de los estereotipos, es cierto que muchas veces los presidentes terminan encerrados, alejados de la gente?”. (R): Eso es una plaga. Y un peligro. Pero lo peor es quedar rodeado de alcahuetes, de los que le dicen que todo está fenómeno. Pregunta: ¿Usted no tendrá alcahuetes a su alrededor? Voy a tratar de darles pelota a los que discrepan. Y de escuchar a los heterodoxos. Mire: si la democracia existe, la forma que más la representa es la oreja, no la lengua”. (Hay que escuchar).
En Chile, el elegido multimillonario, ex Ministro de Pinochet mereció la confianza de la mayoría. Prometió que “no va a hacer tabla rasa del pasado y de la obra que han construido los chilenos que nos han antecedido”…, “para tener un buen país necesitamos no solo un buen gobierno sino una buena oposición”. Y recibió la felicitación de su contendor y perdedor; y la visita de la Presidenta del país. ¿Son o no motivo de envidia estas conductas?
Sin identificar al autor, en nuestro país circuló hace años la siguiente versión: El Señor comenzó a crear, en el sexto día, lo que hoy es América del Sur. En Chile puso un mar con pesca y bastante cobre, pero la costa fue y es un desierto. Subiendo hacia el norte, continuó el mar con abundante pesca, pero en el litoral continuó el desierto.
Al arribar lo que hoy es Ecuador manifestó: A la gente de aquí démosle mar con abundante pescado, una llanura litoral sumamente fértil; una serranía muy productiva.
El primer ayudante adujo que el Señor era injusto al dar tanto al Ecuador. Pero el Señor, que estaba con alegría, le replicó: además le ponemos petróleo. Pero para equilibrio, vas a ver los políticos que voy a poner en este país. ¿Con honrosas excepciones?, preguntó el primer ayudante y el Señor dijo “sí”.
Deberíamos aprender la lección de uruguayos y chilenos en conducta política, pues entre nosotros lo primero es denostar contra el antecesor; perseguir a los miembros de los gobiernos anteriores, atribuirles la culpa de todo y propiciar juicios por peculado.
Que el Presidente de la República visite al triunfador y que el perdedor lo felicite, en nuestro medio parecería cosas de locos.