El del Faro es el único sendero de La Chocolatera que tiene iluminación. Es uno de los sitios preferidos por los turistas en esta reserva para tomarse fotografías o sentarse a descansar. Foto: Juan Carlos Mestanza / EL COMERCIO
El golpe de la ola sobre las rocas es tan fuerte que el agua puede alcanzar hasta los miradores desde donde se aprecia lo imponente del mar.
La Chocolatera, en Salinas, es hoy uno de los sitios referentes de presencia turística masiva en la península de Santa Elena. Se trata de la punta más saliente de la costa ecuatoriana. Es un lugar lleno de enigmas y leyendas, varios de ellos vinculados al naufragio de galeones y barcos durante la época de la conquista española. También de personas que habrían muerto por arriesgarse a transitar sobre las rocas o de uno que otro suicidio por amor.
Por ello, una cruz estampada en un bloque de cemento, que es motivo de pregunta obligada de los turistas, es uno de los sitios más concurridos.
Hoy, con cinco miradores y senderos establecidos, la Reserva de Producción Faunística Marina Costera Puntilla de Santa Elena se ha convertido en un punto obligado de visita en la provincia 24.
Denominada así por la tonalidad oscura que adquieren sus aguas por las corrientes y el golpe de la ola contra las rocas, La Chocolatera ofrece por estos días la posibilidad -con algo de suerte- de ver a las ballenas jorobadas desde tierra, sin necesidad de navegar a unos 300 metros de distancia.
El lugar está bajo el control y cuidado del Ministerio del Ambiente que, hace dos años, realizó trabajos de adecuación de senderos, construcción de miradores, servicios higiénicos, oficinas y otras instalaciones.
Foto: Juan Carlos Mestanza / EL COMERCIO
Y las obras no quedan allí. Un nuevo mirador es parte de los servicios que se planean en este año en el sector de La Lobería, en Punta Brava, así como la extensión de un sendero de 2,5 km hasta la playa Tres Cruces.
Al lugar se accede a través de la Base Naval de Salinas. Se puede entrar en vehículo, a pie o en bicicleta, por un sendero en gran parte de tierra.
Alberto Quizphe llegó desde Riobamba con su esposa y sus tres hijos. Con detenimiento escuchaban las explicaciones y recomendaciones de uno de los guías del lugar. Luego empezaron su recorrido.
A diferencia de hasta hace tres años, ahora se puede transitar por las instalaciones con más seguridad, pues existen barandales en los senderos.
Como Quizphe, otros turistas nacionales y extranjeros, completaron el recorrido por los cinco miradores. Se los conoce como El Soplador, porque el golpe de la ola con la roca genera un sonido similar al que hacen las ballenas; La Chocolatera que es donde se forman los mayores remolinos; El Gaviotín, a donde llegan grupos de gaviotas a posarse durante la época invernal; El Faro, el sitio más requerido por los turistas para fotografiarse; y La Puntilla, que es lo más sobresaliente de la costa ecuatoriana.
La Reserva de Producción Faunística Marina Costera Puntilla de Santa Elena tiene otro punto de visita, hacia las instalaciones de la Fuerza Aérea Ecuatoriana. Junto a la conocida playa de la FAE, famosa por sus facilidades para la práctica del surf, está La Lobería.
Se la conoce así porque sobre sus rocas, donde revientan las olas con mucha fuerza, se encuentra una colonia de al menos 20 lobos marinos que han hecho del sitio su hábitat.
También, los turistas pueden observar alrededor de 30 especies de aves marinas, entre los cuales destacan garzas, gaviotas, pelícanos, gaviotines e incluso albatros, fragatas y piqueros. También hay delfines.
El ingreso a la reserva es gratuito, pero las visitas se limitan al horario de 08:00 a 17:00. Además se deben seguir de manera obligatoria algunas disposiciones como la prohibición de bañarse, de pasar las barandas de seguridad o de llevar mascotas.