El sonido de las herraduras en el pavimento irrumpió en la escena de la avenida Casuarina, disputándole el espacio público a los vehículos particulares y a los buses urbanos. La cabalgata, con algunos ejemplares de paso fino, partió del sector conocido como la Entrada de la 8, en el noroeste de Guayaquil, hasta la zona de Los Palmares, previo a donde el Gobierno erige un nuevo hospital.
La actividad contó con más de una treintena de caballos y sus jinetes, pertenecientes a cinco delegaciones de las provincias de Guayas y Manabí, que llegaron para participar en la quinta edición del rodeo montubio de Monte Sinaí. El rodeo se realizó este domingo 26 de julio del 2015, a propósito de las fiestas patronales de Guayaquil.
La zona urbano marginal, que se originó a partir de invasiones en los límites de la ciudad, reivindica la esencia montuvia de una gran porcentaje de sus habitantes, campesinos emigrados a la ciudad, indicó Luís Vinces, el organizador de la fiesta, que exalta a Monte Sinaí como “la capital montubia de Guayaquil”.
“La idea es mantener vivas nuestras costumbres, afianzar la identidad y los valores de los que vivimos aquí”, indicó el vaquero manabita, propietario del rancho Los Palmares, ubicado en el mismo sector. En el inicio del rodeo, Vinces exhibió el paso fino de su caballo y lo encabritó dejando las patas delanteras al aire.
Las cinco delegaciones montaron caballos chúcaros y participaron en competencias de lazo en un rodeo circular armado con madera y metal en la zona. Celena Baque, de 19 años, de la hacienda La Valentina, Cantón Paján (Manabí) fue elegida como la criolla bonita.
Baque mostró su habilidad con Filemón, un burro al que puso a marchar entre hombres acostados en el suelo. Hizo acostar al animal, se paseó entre sus patas e incluso se atrevió a bailar encima de él, ante la risa y el aplauso del público.
Tras el rodeo estaba previsto un baile popular con la orquesta de música tropical de Gustavo Velásquez y la participación de Landa, intérprete de salsa ‘choke’. El evento contó también con una feria de comida típica preparada solo con carbón y leña, con platos elaborados en su mayoría por vecinos residentes del sector y originarios de diferentes provincias.
Cecilia Bella Arellano, manabita de 54 años, comercializó seco de pato, seco de gallina, arroz con menestra de habas y yuca. Ella enseñaba a sus clientes la preparación y los orígenes de la tonga, almuerzo del trabajador del campo, un envuelto en hojas de plátano con arroz, maduro y yuca frita, seco de pollo y una espesa salsa de maní.
Cecilia Arellano vendió platos típicos. Foto: Gabriel Proaño / EL COMERCIO