.Río de Janeiro. AFP
Los pobladores de la ciudad portuaria Angra dos Reis abandonaban ayer sus hogares, temiendo nuevos deslizamientos de tierra a causa de las fuertes lluvias. En el Estado brasileño de Río de Janeiro, la tragedia ya ha cobrado 72 vidas.
“Existe riesgo inminente de nuevos deslizamientos (de tierra). Por eso nuestro trabajo (de traslado de habitantes) debe continuar lo más rápidamente posible ” , declaró ayer Tuca Jordão, alcalde de Angra (litoral sur del Estado de Río de Janeiro, 150 km al sur de la capital, Río de Janeiro) .
Se prevé que los perjuicios en la ciudad, donde fallecieron 21 personas por los aludes del viernes, alcancen los 250 millones de reales (unos USD 143 millones).
La situación allí todavía es preocupante ya que existen 40 puntos de potenciales deslizamientos, señaló en nota a la prensa el vicegobernador del Estado de Río, Luiz Fernando Pezao. En diciembre de 2002 una fuerte tormenta ya dejó 40 muertos en Angra.
“No se puede dejar que las personas continúen en las cuestas del centro de Angra, porque estaremos siempre posibilitando nuevos casos ” de derrumbes, afirmó Pezao. Informó que se construirán viviendas en áreas seguras para relocalizar a los evacuados.
Tras las lluvias en la región, más de 200 casas del centro de Angra fueron clausuradas y deberán ser demolidas, informó la Defensa Civil. A su vez, la Alcaldía prohibió ayer futuras construcciones en la región de la sierra local.
Los habitantes del centro de Angra están atemorizados por la posibilidad de nuevos deslizamientos, que hagan desmoronar sus casas. Ayer continuaban retirando sus pertenencias.
“No tengo cabeza para pensar en nada. Solo agradezco por estar viva. Las paredes de la casa, construida con tanto sacrificio, ya se están rasgando”, afirmó Carmen Maia Reis, de 35 años. Reis ya retiró los muebles de su casa, que será demolida. Ante la posibilidad de saqueos, el patrullaje policial fue reforzado.
Las familias de las víctimas continúan identificando cadáveres.
Las autoridades de Angra volvieron atrás ayer en su pedido de detener el funcionamiento de las dos centrales nucleares que funcionan en esa región. Las condiciones climáticas
mejoraron y no hay riesgo inminente de que se produzca un accidente nuclear.