La Cancillería ecuatoriana reaccionó con una posición dura: declaró persona no grata a la embajadora Heather Hodges y le dio un plazo perentorio para abandonar el país. La razón: los comentarios que habría efectuado en Wikileaks sobre el nombramiento de Jaime Hurtado en la Comandancia de la Policía.
La Constitución en su art.147 numeral 10 otorga al Primer Mandatario la atribución de definir la política exterior y por ende una decisión tan delicada como la actual. Si las afirmaciones que los cables que publicó diario El País de Madrid fueran ciertas, entrañarían graves acusaciones, sobre todo la afirmación de Hodges de que el presidente Correa habría nombrado a un personaje cuestionado para manipularlo. En cuanto a las afirmaciones contra Hurtado, cabe una severa investigación. Los EE.UU. han preferido guardar prudencia desde la aparición de los mensajes internos atribuidos a las misiones norteamericanas por el mundo donde se han hecho revelaciones, algunas comprometedoras y que pueden lesionar relaciones entre estados.
Al conocer la declaratoria de persona no grata de la embajadora Hodges, la legación diplomática en nuestro país señaló que ha conocido la noticia con mucho pesar y que la considera injustificada. A la vez, anunció que el Departamento de Estado estudiará las acciones para responder.
Sería lamentable que este nuevo episodio enrede las ya difíciles relaciones entre los dos países y frene la aprobación de las preferencias arancelarias en que el Ecuador está empeñado, con el conocido impacto en nuestras exportaciones.
A nadie escapa también que el impasse nos puede colocar en el concierto continental junto a países con posturas políticas recalcitrantes. Por esta y otras razones, la nueva tensión diplomática es preocupante.