Los usuarios lo saben pero se arriesgan. Tomar los últimos turnos de los transportes públicos que van desde Quito hacia el Valle de los Chillos los días viernes en las noches puede ser complicado.
Los buses rebasan su capacidad y los pasajeros van incómodos. Sin embargo, la mayoría dicen estar acostumbrados. Son las 21:30, y uno de los servidores de la cooperativa que hace el recorrido anuncia que el turno que sale será el penúltimo y que el próximo no saldría sino hasta las 22:00.
Las personas se apresuran a subir y la unidad se repleta. Carla Merizalde, estudiante de la Escuela Politécnica, no pudo subir, no quedaba espacio y estaba bastante cansada “como para ir parada e incómoda”.
Ella vive en el sector de Playa Chica, pasando El Triángulo. Y asegura que eso es pan de todos los viernes. Los buses se repletan más de lo común.
En su caso tuvo que estudiar hasta tarde. Pero admite que otras ocasiones se ha quedado con sus amigos “tomando unas cervezas en la Foch”. Eso es lo que pasa en la mayoría de los casos.
La mayoría de unidades que salen desde este sector se llenan de estudiantes universitarios y gente joven que se divierte en la tarde y las primeras horas de la noche de los viernes. Juan Luna, abogado de 28 años lo explica.
Menciona que “cuando uno vive en el Valle y no tiene carro sabe que no puede pasarse de las 22:00 cuando sale el último bus, luego regresar es imposible”.
Personeros de la Cooperativa de Transportes mencionan que los turnos son iguales que en el resto de noches de la semana. Pero, se complica por qué las personas esperan a las dos últimas unidades.