Monique Landázuri, profesora del Liceo Campoverde, explica una clase a dos alumnas. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Un alumno con un promedio inferior a 7 sobre 10 tiene una opción para mejorar sus notas: el refuerzo académico. Se trata de una serie de actividades para que afiance sus conocimientos y así suba sus calificaciones.
Esta posibilidad se aplica previo a las evaluaciones parciales y de fin de quimestre que se desarrollan. Las tutorías personalizadas entre compañeros, el trabajo con el docente, las clases con profesores particulares y los trabajos en casa forman parte de las alternativas.
Tomás, de 17 años, asiste a clases de matemáticas en la Unidad Educativa Issac Newton. Su tutora, quien tiene su misma edad, le explica la materia haciendo las veces de una docente. Le da ‘tips’ para resolver ejercicios y le anima, como un amigo más.
Esta metodología se denomina refuerzo entre pares y consiste en que un estudiante, que haya desarrollado la destreza, comparta el conocimiento con uno de sus compañeros. Es un asesoramiento personalizado y confiable, reconoce Tomás.
En el establecimiento particular del norte de Quito, se optó el año pasado por esta estrategia. El objetivo: reforzar la materia de una forma amigable y cercana. Así lo explica el vicerrector del plantel, Mauricio Meneses. “Los estudiantes se motivan porque reciben una clase con iguales y los tutores tienen un incentivo”.
Esa es solo una opción. La otra es el refuerzo del docente fuera del tiempo de clase o en horario extracurricular. En esta -explica Meneses- se prepara a entre cuatro o cinco chicos por día. Durante una hora, ellos repasan las materias. Sobre las cónicas (curvas planas) se niveló este mes a colegiales de la institución.
Para el proceso de nivelación o refuerzo, la planificación es esencial. Los docentes elaboran matrices con los temas, los objetivos, las destrezas, las acciones, las notas y las metas.
En el Reglamento a la Ley Orgánica de Educación Intercultural se establece que si la evaluación muestra bajos resultados de aprendizaje en uno o más estudiantes se deberá implementar de inmediato el refuerzo académico. Este será calificado y promediado con las notas de uno de los tres parciales del quimestre.
Tomás, con la ayuda de su amiga y tutora Doménica, mejoró y subió dos puntos. Pasó de 5 a 7 en Matemáticas. “Obtuvimos un progreso en sus notas”, recuerda la joven de 17 años, a quien tras la experiencia, le gustaría ser profesora.
Los trabajos en casa son también parte del refuerzo académico, según la normativa. En el Liceo Campoverde, entre otras opciones, se envían actividades a los alumnos que presentan falencias menores, comentó el vicerrector del plantel, José Manuel Jalil.
En este establecimiento, ubicado vía a Nayón, se refuerza a tres o cuatro chicos por aula. Matemáticas, ciencias o inglés son las materias que generan más dificultades.
Además de la oferta de los colegios, algunos padres recurren a profesores particulares.
En el Preuniversitario Newton se brinda clases personalizadas para los colegiales de octavo año en adelante.
La dinámica es sencilla, los chicos llevan el temario y los docentes del centro de nivelación preparan la clase. Lo detalla Daniela Yaguari, coordinadora general del instituto.
Entre las materias más complejas están matemáticas, física, química y, en pocos casos, lingüística. Los chicos reciben entre una y dos horas de nivelación al día. Más horas no -dice- porque no es pedagógico.
Los alumnos buscan el refuerzo previo a las pruebas de quimestre. En este ciclo, por ejemplo, el Newton recibió a 20 chicos. Otros prefieren tomar la nivelación previo al supletorio, entre junio y julio.
Lo ideal es que los chicos reciban a tiempo el refuerzo para que eviten quedarse a los supletorios. Madres como Paola Torres prefieren contratar profesores particulares a domicilio. Su hijo, de 15 años, falló en la prueba de inglés. Su promedio fue de 5 sobre 10 puntos.
Tres veces por semana, él recibía clases en casa y eso le sirvió para mejorar sus calificaciones. Ahora se siente más preparado para exámenes parciales y de fin de quimestre, que en algunos planteles empezaron a tomarse y que se extenderán hasta el 9 de febrero.
“Le pusimos en clases extras para que aprenda inglés y no solo saque buenas notas”.
Esa es la idea, recalca Nascira Ramia. Es la directora de los programas de Educación de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ).
Para ella, padres e hijos deben organizar sus tiempos durante todo el año. Es decir, hacer una agenda de actividades, en la que consten horarios de tareas y extracurriculares.
Aconseja plantearse la pregunta “¿cómo consolidar mis metas durante el año lectivo?”. La principal -dice- debe ser aprender conocimientos y no solo estudiar por una nota.