Jaime Cano, dirigente barrial de Quito
Vivir en libertad es tener la certeza de que todo ser humano puede moverse, pensar y desplazarse sin temor de lo que pueda suceder.
Vivir mi libertad es saber que si no estoy, alguien cercano lo hará por mí. Eso, sin sentir obligación, solo gusto, placer y el sentido del servicio.
Vivir mi libertad es sentir el mismo placer que sintió mi vecino cuando hizo algo por mí. Vivir mi libertad es saber que me preparé y me eduqué para servir a mi familia, a mi empresa, a quién me dio empleo, a los que me miran salir feliz de mi casa en la mañana, a los adultos mayores que me dan una sonrisa al saludar y a los niños que luego de una lágrima los veo jugar.
También a las parejas de enamorados que luego de darse un beso se sonríen.
Vivir mi libertad es saber que soy responsable de todo lo que hago, sin ser esclavo de mis responsabilidades y sin permitir que nadie destruya mis actos.
Si no asumo con madurez mis responsabilidades me convierto en libertino. El libertinaje es muy peligroso, porque no sabe de respeto.