Cuando se inició la repavimentación de la calle María Angélica Idrobo, en Cumbayá, se anuncio que se dejaría un carril para el paso de vehículos. Esto no ocurrió: ayer hubo restricción completa desde el redondel de Las Bañistas hasta la línea férrea.
Los trabajos se iniciaron el 10 de marzo pasado.
Esta medida tomó por sorpresa a conductores y transeúntes, en especial, porque la ruta de los buses interparroquiales se modificó. Así lo cuenta Adrián Jaramillo, quien debía trasladarse desde Cumbayá hasta La Floresta.
Él no sabía si debía abordar las unidades en la calle Francisco de Orellana o esperar a la altura de la av. Interoceánica. “Deberían estar presentes agentes civiles que ayuden con el cruce y el control”, dijo.
Quienes tienen negocios en la calle intervenida, como Pablo Gales, decidieron colocar plásticos en las puertas de los locales para que no ingrese el polvo. Él sugiere que se usen tanqueros de agua para que la tierra, producto de los trabajos, se asiente y no afecte a los comerciantes del sector.
Miguel Cabrera, conductor, espera que los trabajos se cumplan dentro del plazo establecido y se mantenga el control en las vías alternas. “Si aquí se complica, imagínese cómo será más abajo”.
Debido al cierre, los vehículos son desviados por la av. Interoceánica, para que tomen la calle Eloy Alfaro y retornen a la María Angélica Idrobo, a la altura de la intersección con la calle Chimborazo. Quienes desean trasladarse hasta Quito, también pueden tomar la calle Francisco de Orellana, que desemboca en el redondel de Las Bañistas.
Según la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas, la intervención en los tres tramos de la calle Idrobo durará 120 días, dependiendo de las condiciones climáticas. Para reducir los efectos en la movilidad, la obra se dividió en tres tramos.
Los agentes de tránsito apostados en el sitio pidieron la colaboración ciudadana.
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