El Domingo de Ramos, para los católicos, es el primer día de la Semana Santa. Se recuerda la entrada de Jesús a la ciudad de Jerusalén.
Ayer, en la calle García Moreno, en el Centro de Quito, se recreó el pasaje de la historia. 140 bailarines del Ballet Nacional Jacchigua se vistieron de apóstoles. Además, una imagen de Jesús fue subida a un burro y así recorrieron las calles del Centro Histórico hasta llegar a la Plaza de San Francisco.
Entre oraciones como el Padre Nuestro y el Ave María, se recordó el inicio de la Semana Mayor. El olor a palo santo fue la constante en el trayecto.
Sebastián Cano, de 60 años, al llegar a la Plaza de la Independencia gritó: ¡Que viva Jesús! La gente que estaba presente en el sector respondió con un ¡Viva! “Vengo a esta peregrinación desde que tengo 16 años y es parte de mi costumbre y sobre todo de mi fe. Dios ha sido tan bueno que estoy aquí, en su semana”, dijo.
Después, los presentes de la peregrinación cantaron alabanzas. “Alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor”, fue coreada por curiosos y por quienes formaron parte de la procesión. Viviana Espinosa tenía un ramo de rosas en su mano. Lo compró en USD 0, 50 y junto su hija, Estefanía, esperaron que fuera bendecido en la misa campal que se ofreció en la Plaza de San Francisco.
Luisa Tiluiza vendió 30 ramos de rosas hasta las 10:30. Iba y venía por los alrededores de la calle García Moreno. “Hay que tener fe en que será un buen día para el trabajo”, dijo entre risas.
Mientras la peregrinación continuaba por la calle García Moreno y pasaba la calle Sucre para avanzar a la Plaza de San Francisco, en la iglesia La Compañía se celebraba una eucaristía.
En su interior, los fieles estuvieron de rodillas y con las manos cubriéndose el rostro. Otros aprovecharon el momento para pasar por el confesionario del lugar y confesarse frente a un sacerdote. La fila alcanzaba las 20 personas.
Afuera de la iglesia, la peregrinación continuaba. En la calle Sucre se escucharon los sonidos de un acordeón y una guitarra. El Alabaré a mi Señor se repitió, pero con ritmo. Una pareja de no videntes animó con la canción a los peregrinos. Los aplausos se dejaron escuchar mientras la dueto entonaba la melodía.
Además, la gente aprovechaba el momento y dejó monedas en una taza de plástico que estuvo colocada en el piso.
Susana Cocha cargaba en sus manos una planta de maíz con su mazorca incluida. No tenía dinero para comprar un ramo, pero como dijo ella, “la fe y la devoción la tuvieron en la peregrinación”.
La Plaza de San Francisco lució abarrotada de gente. Desde la tarima, ubicada en el lado sur del sitio, no se observaba un claro en el lugar. Los presentes portaban ramos y aplaudieron cuando llegó la imagen de Jesús en el burro.
Hay que recalcar que la Empresa de Agua Potable estuvo presente en el sitio. Colocaron carpas en los alrededores de la plaza y obsequiaron agua a los presentes.
Por su parte, militares y policías estaban pendiente de la seguridad de las personas y de organizar el tráfico en los alrededores del sector.
Rafael Camino fundador de Jacchigua estuvo esperando a sus bailarines en la tarima. Según él, participar en la ceremonia católica forma parte de una fe que se mezcla con el acto cultural. Interviene en la peregrinación desde hace 16 años. Camino explica que hoy, el pueblo de Dios, vive con más alegría este momento. “Si bien es una etapa de reflexión, antes era más triste la peregrinación. Hoy, es un acto en el que se mezclan la cultura y la alegría. Por esa razón, hay más participación de niños jóvenes y adultos”.