A lo largo de la avenida Mariscal Sucre, desde la intersección con la av. Cóndor Ñan (Quitumbe), hasta la parada de Los Dos Puentes, en el cruce con la calle Necochea, hay 18 semáforos. La distancia promedio entre cada uno es de cuatro cuadras.
A las 07:40 de ayer, el sargento Juan Carlos Benavides permanecía de pie 3 metros antes de llegar al primer semáforo, en Quitumbe. Desde ahí controlaba el paso de los vehículos particulares y de los buses tipo que circulan por el Corredor Sur Occidental. “Si el tránsito se complica es mi obligación agilitar el paso de los vehículos, aunque la luz del semáforo esté en rojo”, contó.
Desde la salida de la terminal de Quitumbe hasta la primera parada del nuevo Corredor (tres cuadras) hay dos semáforos. Mientras la luz verde se mostraba en el primero, una cuadra más al occidente, la luz roja del segundo detenía el tránsito.
Una de las medidas que ofreció el Municipio para evitar los trancones por la operación del Corredor fue la sincronización de los semáforos. A pesar de que las señales no están calibradas desde allí hasta la avenida Rodrigo de Chávez, la circulación fue fluida. Los buses tipo que transitan por el carril exclusivo lo hicieron sin complicaciones. La razón: en cada cuadra, dos policías metropolitanos y uno de tránsito cedían y detenían el paso de los automotores para evitar la congestión.
En la parada Los Dos Puentes, Mariana Mier esperaba el arribo de una unidad que la llevara hasta la Universidad Central. En ese sector, la luz verde del semáforo tarda un minuto en cambiar a roja. Esto, según Mier, no sucedió en los primeros días de operación del nuevo Corredor. “Aquí, el semáforo se demoraba más de dos minuto en dar paso a los carros que van por la Mariscal. Eso hizo que la congestión sea insoportable”, aseguró Mier.
Desde aquí hacia el norte, por la calle Necochea, los túneles y Miraflores no hay semáforos y la circulación se vuelve lenta. Al llegar al túnel de San Roque, la larga fila de carros que suben desde el viaducto de la avenida 24 de Mayo y los buses tipo congestionaron la avenida Mariscal Sucre.
Esto, a pesar de que se permitió el paso de los vehículos particulares por el carril exclusivo.
Al llegar a Miraflores, el tránsito se normalizó. Ahí, los conductores optan por seguir hacia el norte por la av. Mariscal Sucre o desviarse hacia el Hospital Carlos Andrade Marín, tomar la América o la 10 de Agosto.
Al problema de sincronización de los semáforos se suma la falta de infraestructura en las paradas. En Miraflores no hay una parada. Esto causa dificultad a los moradores de Las Casas, la Basílica y San Juan, quienes deben caminar hasta el Hospital del IESS para abordar una unidad.
Una de las recomendaciones de la Secretaría de Movilidad fue tomar rutas alternas. Desde el pasado martes, el flujo vehicular en las calles Venezuela, Loja y en las avenidas Maldonado, Napo, Velasco Ibarra y 5 de Junio aumentó. Muchos de los conductores saturaron estas vías en las horas pico, por evitar los túneles. El contraflujo en la avenida Velasco Ibarra continúa en las horas pico. Ayer no hubo presencia de policías.