Desde mañana, todos los conductores de los buses interprovinciales de las terminales de Quitumbe y Carcelén deberán someterse a la prueba de alcoholemia.
Este será un requisito para obtener la autorización de salida hacia los distintos destinos del país.
Si el conductor no presenta la certificación o si arroja un resultado positivo, la administración de las terminales no emitirá la autorización de salida.
Los choferes deberán acercarse a los edificios de Servicio al Conductor de cada terminal y realizar el test. Hay seis quioscos de alcoholímetro disponibles en Quitumbe y dos en Carcelén.
El conductor deberá ingresar sus datos básicos: número de cédula y escaneo de la licencia.
También debe soplar a través de una boquilla personal para que la máquina realice el registro de su aliento y capture su fotografía.
La Gerencia de Terminales y Estacionamientos capacitó a conductores y a miembros de la Policía Nacional sobre el funcionamiento de los quiscos.
El test de alcoholemia es el primero de los controles a los conductores. Está seguido por la revisión técnica vehicular, de documentos, lista de pasajeros y sellos en la puerta. La Policía Nacional podrá realizar operativos sorpresa en el trayecto y solicitar el test para comprobar que no hubo cambio de chofer.