El polluelo hembra de cóndor que nació en el Zoológico de Guayllabamba, el pasado 10 de septiembre, crece sin problema. Al nacer, luego de un proceso de 55 días de incubación del huevo, el ave medía 16 cm, hasta la tarde de ayer alcanzaba los 30cm. Auqui y Kawasy, la única pareja reproductiva de cóndores que vive en cautiverio, son sus padres.
Juan Manuel Carrión, director del zoológico, contó que durante la incubación, la pareja de cóndores estuvo pendiente de cuidar el huevo. El polluelo hembra aún no tiene nombre. Se lo elegirá con base en las propuestas que los visitantes dejen en un buzón ubicado en la entrada del lugar.
Se instalaron cámaras de video para captar el proceso de seguimiento de la cría. Hay tomas que permiten ver cómo sus padres protegen y alimentan al polluelo. Lo cubren con sus alas y con sus picos le dan de comer.
Con todo el material gráfico que se compile, guías del zoológico explicarán a los visitantes sobre la historia natural del cóndor andino. En el auditorio se proyectarán continuamente videos que mostrarán el proceso de anidación, nacimiento y cuidado. Estos registros ya se transmiten en vivo en la página www.amalavida.tv.
Carrión explicó que la bebé cóndor pasará los próximos 9 meses bajo el cuidado de sus padres hasta que pueda valerse por sí misma y buscar de propia cuenta su alimento. No es la primera vez que esta pareja procrea. Ya lo ha hecho en cinco ocasiones.
El cóndor es el ave símbolo de los Andes ecuatorianos. Con sus alas abiertas llega a medir hasta 3 metros. Es una especie en peligro de extinción. Según el Grupo Nacional de Trabajo del Cóndor Andino, es probable que no haya más de 50 cóndores en el país.
“Fue un proceso de mucho cuidado y de un intenso seguimiento. El que un cóndor haya nacido es un logro no solo para zoológico, sino para el país”, aseguró Carrión. La mayor población registrada en un solo sitio está en la Reserva Ecológica Antisana, manejada por el Ministerio de Ambiente, y en el recientemente declarado, por el Municipio de Quito, Santuario del Cóndor de Antisanilla. Allí se han registrado hasta 29 individuos.
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El polluelo pasa todo el tiempo en la cueva, que es su nido. A veces se lo ve acostado en posiciones curiosas, totalmente extendido sobre su vientre y con las patitas estiradas hacia atrás. Le gusta picotear las carúnculas de su padre (la piel que cuelga del cuello del cóndor, parecida a lo que tienen los pavos) y esto, al parecer, no le gusta al cóndor adulto, a pesar de todo, es bastante tolerante con la pequeña. Otro dato curioso es el hecho de que los padres no la descuidan en ningún momento, incluso durante la noche se los ve alternarse en el cuidado y alimentación. Carrión explicó que durante este tiempo de crecimiento, hay que prepararles a los padres una dieta enriquecida a la cual se añaden vitaminas y minerales.
El polluelo todavía no puede pararse sobre sus patitas, no las extiende en su totalidad.
El cóndor bebé se va convirtiendo en uno de los principales atractivos del zoológico. Allí se exhiben más de 40 especies entre las que se encuentran monos, felinos, papagayos, y animales extranjeros como el león y el canguro. Actualmente, es el espacio educativo recreativo más visitado del Ecuador: un promedio de 280 000 personas al año.