Un monumento a Atahualpa se levanta imponente en medio del redondel que une a las avenidas Alonso de Angulo y Teniente Hugo Ortiz, en el sur.
La figura es de bronce y está allí desde 1995. La mano izquierda señala el suelo, mientras que la mano derecha sostiene una lanza. “Gaby te quiero” es una de las frases que junto a un corazón resalta en la base de piedra.
Marina Pérez se indignó cuando miró esos dibujos. Para la vecina es una falta de consideración con la memoria del emperador inca. “Las personas no respetan las figuras, desde que se inauguró hemos tenido el mismo problema”, dijo exaltada.
Recordó que en diciembre la estatua de Atahualpa fue intervenida. “El lugar quedó lindo, se limpiaron el busto y la base, pero a los tres días ya estuvieron rayados nuevamente”.
Según el Inventario de Arte Público de la Gerencia de Espacio Público, en la ciudad existen 259 esculturas.
El coordinador Efrén Bonilla aseguró que los monumentos son de diferentes materiales como bronce, piedra, hierro, madera y cemento, y que todos sufren el irrespeto ciudadano.
“Los materiales sobre los cuales se raya son delicados. Por eso, limpiarlos es más difícil”.
Gladys Vacancela recibió una visita el fin de semana. Una amiga llegó de Ámsterdam. Uno de sus propósitos era conocer el Centro Histórico. El vuelo arribó a las 10:00, al aeropuerto Mariscal Sucre. Mientras se trasladaban a la casa, en El Batán, la extranjera vio el Monumento al Labrador. “¡Cómo puede estar tan rayado!”, se sorprendió.
Vacancela reconoció que sintió mucha verguenza. “Pensé que algo similar opinarán los turistas que al llegar al país pasan por ese sector de la ciudad”
El monumento tiene 3 metros de alto y 7 de largo. Hay tres figuras: dos toros arrastrando un ardo y un campesino. “La vagancia”, “Cumbia”, “Celebra mi vida, no mi muerte” y “PCS”, son algunas de las frases escritas sobre los toros de cemento. Ahí, las lámparas que se colocaron en el piso están destrozadas. En las noches, los indigentes llegan a pernoctar, entre la oscuridad.
Una vez al año, la Gerencia de Espacio Público realiza una intervención integral en cada monumento. En algunos como el de Atahualpa (sur), Plaza Artigas (Colón y 12 de octubre) y Winston Churchill (González Suárez), el mantenimiento se lo realiza cada dos meses. Para estas obras se destinan unos USD 120 000, cada año.
Para Carlos Freile, miembro de la Academia Nacional de Historia, esta actitud de los ciudadanos se da por un desprecio al pasado y es la evidencia de que no se respeta un legado.
El busto de Rumiñahui, que se encuentra en la Plaza Indoamérica, en el norte, también tiene grafitis. En los alrededores hay basura. En la base sobresale una frase con letras rojas: “Sos mi vida”.
El monumento a Winston Churchill, que se ubica en el redondel de la González Suárez, tiene una frase de amor en el costado derecho y en la cabeza del personaje hay restos de juegos pirotécnicos. El monumento al General Artigas, en la Colón y 12 de Octubre, tiene en su base escritas las letras “R-V”.
Pérez y sus vecinos están organizando una minga para limpiar el redondel y la estatua de Atahualpa. “Espero que esta vez la gente respete nuestro trabajo y no lo raye otra vez”, aclaró.