Juan Calle le apostó al azar para encontrar su media naranja. Un anuncio pegado en una de las protecciones del puente peatonal de la Universidad Central, le dio la pista. En una hoja de papel periódico se lee un mensaje en letras anaranjadas: “Te conseguiremos a la pareja que has estado esperando siempre”. En la parte inferior está un número de teléfono celular.
Calle anotó el número y aligeró el paso con dirección a la Facultad de Jurisprudencia. Ya en los pasillos y con una amplia sonrisa en su rostro hizo la llamada desde su celular. Al quinto intento le contestó una voz cálida: “Encuentra tu media naranja, buenos días”.
Enseguida, la chica, con amabilidad, le solicita su información personal (nombre, edad, signo, fecha de nacimiento y correo electrónico). Calle se compromete a enviar un correo electrónico. Tiene que describir su aspecto físico, sus gustos y el tipo de persona con la cual le gustaría encontrarse. Antes de cortar la comunicación, la chica le hace otra pregunta: “¿Con qué color del semáforo te identificas?
Él pide una explicación y ella le responde que el verde significa que quiere entablar una relación amorosa seria. El amarillo, que busca una amistad y el rojo, un vacile. Calle escoge el rojo. Sin dudarlo, sale de la Facultad y busca un café net en la calle Ramírez Dávalos, para enviar la información solicitada. Le responden que ya le ponen en la lista de espera. Son las 09:00 del lunes pasado.
A las 15:40, en la biblioteca de la universidad, suena su teléfono celular. Es un mensaje de texto. “Encuentra tu media naranja te conectará con Carla Tello, la persona que buscas” y le adjuntan un número de teléfono.
Calle llama y le pregunta a Carla si es verdad que está buscando pareja. Ella le contesta que sí y acuerdan encontrarse en un centro comercial, en una hora.
En otro sector de la ciudad, en El Girón, cerca de las universidades Católica, Salesiana y Politécnica Nacional, también están pegados anuncios de este tipo en los postes. Son hojas de papel bond, con letras grandes azules.
En la parte superior está impreso el mensaje “Conoce personas a través del trueque”. Entre paréntesis se explica que el interesado puede intercambiar libros nuevos o usados, música, películas, postales, etc.
Más abajo, quien se acerca puede arrancar uno de los papeles pequeños y encuentra un número de teléfono, con la palabra contacto. Es para encontrar pareja o intercambiar cosas. Carlos Unda estudia Psicología en la Salesiana y llama a uno de los números.
Es un apasionado del rock clásico y colecciona discos long play. Se anima a llamar y le contesta una voz gruesa, que le explica que puede intercambiar cosas que estén en buen estado. Además, que puede contactarse directamente con la persona interesada en el trueque. “Así puedes entablar una amistad o algo más”.
Unda es de Ambato y vive solo en Quito. El ve en este tipo de contactos una buena oportunidad para hacer amistades. “Te ayuda a dejar de lado la soledad”.
En los postes de la Diego de Almagro y Pradera hay más anuncios. Calle reconoce que está ilusionado y que Carla le atrae mucho. A la siguiente cita irá con un amigo y ella con su hermana.