La maleza hizo de la cuneta una suerte de maceta alargada. En el trayecto de la vía Calacalí-La Independencia, los canales de desagüe que bordean la carretera están llenos de vegetación y piedras. En algunos tramos, debido a pequeños derrumbes, ya no hay zanjas.
La calzada prácticamente carece de señalización horizontal. No hay líneas amarillas divisorias de carriles. En el km 38 hay baches y desniveles. En el 72 la baranda junto a una curva está destrozada. Lo que sí hay son letreros reflectivos, pero buena parte de ellos están cubiertos por ramas y es complicado divisarlos. Así está la vía que une al Distrito con la Costa, por el noroccidente.
Los derrumbes han sido el talón de Aquiles de esta carretera, que tiene cerca de 170 km de extensión. Según los usuarios, la situación se agravó desde mayo del 2013, cuando el Ministerio de Transporte y Obras Públicas asumió el mantenimiento que anteriormente estaba a cargo de la Prefectura.
Pero el estado de la vía no solo afecta a los cerca de 2 000 conductores que, a diario, transitan de lunes a viernes por allí ni a los 8 000 que lo hacen en feriados, sino a los habitantes de cuatro parroquias rurales (Nanegal, Nanegalito, Gualea y Pacto) y a tres cantones (Puerto Quito, Pedro Vicente Maldonado y Los Bancos). En total son unas 67 300 personas.
César Robalino, director de Gestión y Apoyo a la Producción de la Prefectura de Pichincha, asegura que en el noroccidente se vive del turismo y de la agricultura. Se produce caña de azúcar, café, pitahaya, guanábana y piña. El mal estado de la vía les ha pasado factura.
En Nanegalito, donde viven unas 4 000 personas, el número de visitantes se redujo. Lo atribuyen a los derrumbes.
Mientras mece la fritada, Janet Rivera cuenta que cuando el Consejo Provincial estaba a cargo de la vía también ocurrían derrumbes; pero el tiempo de reacción era más rápido. Con el Ministerio a la cabeza, la situación es diferente. Sus ventas bajaron. “Antes vendía un fin de semana 30 platos, en la actualidad ni la mitad”.
Marisol Rosero, del gobierno parroquial, cuenta que el 50% de la gente vive del turismo y el otro 50% de la ganadería. Además, en la zona hay 30 hosterías para recibir a los visitantes, pero por los problemas en la vía, según Rosero, las visitas han disminuido en un 40%.
Una situación similar tienen las hosterías de la zona. En el km 62, está la hostería El Rosal. Su propietario Jaime Puente dice que la vía ha sido abandonada.
“Cuando el Ministerio se hizo cargo se echó a perder”, cuenta mientras se sienta en su restaurante, para 150 personas que posee, pero que, en el momento pese a ser domingo, está casi vacío.
A diario, él escucha comentarios entre sus visitantes asegurando que por la maleza, la vía está más angosta y es más peligrosa. Es que la vía además tiene alta accidentabilidad, especialmente en los kilómetros 46, 14 y 77. Las desgracias, según Vicente Espinoza, rescatista, ocurren por exceso de velocidad, curvas pronunciadas y material en la calzada.
Vanesa Hidalgo, directora de la Unidad de Peajes del Consejo, cuenta que mientras estuvo a su cargo se hacía limpieza de cunetas, desgrose de maleza al filo de la vía, bacheo y señalización. Para evitar derrumbes se hicieron cunetas de coronación: una especie de zanja en la parte alta de la montaña para que corra el agua por allí y disminuir los derrumbes. Admite que por cuestión de lluvias, algunos deslizamientos eran inevitables, en los km 37, 40 y 42.
Fabián Uzcátegui, secretario de Infraestructura Física del Consejo, asegura que han estado en constante contacto con el Ministerio y les han hecho llegar las quejas de los usuarios. Solo en el feriado pasado, unas 150 personas hicieron llegar sus dudas por el estado de la vía. Cuentan que han mandado oficios, pero no pueden hacer más, pues ya no es su responsabilidad.
En contexto. Desde el 23 de mayo del 2013, el cobro del peaje se suspendió y el mantenimiento de la vía Calacalí-La Independencia pasó a manos del Ministerio de Obras Públicas. La maquinaria del Consejo en Nanegalito, Los Bancos, Pedro V. Maldonado y Puerto Quito se usa para mantenimiento vial.
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