Los estudiantes cruzan la Toledo a la carrera

Sujeta fuertemente  entre sus brazos a su hija de 10 meses, mientras su rostro mira fijamente a su izquierda. No se mueve de la acera oriental y espera pacientemente que por la calle Toledo no circulen autos, para aprovechar la oportunidad y cruzar.

Pasan 25 carros y, con mucho cuidado, Gloria Maldonado pone un pie sobre la calzada, regresa a ver a la izquierda una vez más, aprieta sus brazos   y corre hasta el parterre central.  
 
Esa es la escena que se repite a diario en el redondel del coliseo Rumiñahui, donde se unen la calle Toledo y la av. Ladrón de Guevara. A unos  10 metros de ese  lugar, el  lunes pasado, un conductor  atropelló a tres personas, nativas de Santa Elena.  

“Es bastante peligrosa esta calle, porque los vehículos intentan salir del redondel y tomar la Toledo a las malas. Uno tiene que correr para evitar que lo atropellen”, cuenta  Javier Romero, estudiante de la Universidad Católica.

Lo que ocurre es que en el redondel hay tres carriles y los conductores los invaden constantemente, en su afán de tomar la Toledo para seguir al norte.

Además,  algunos vehículos no encienden las direccionales y los peatones no tienen forma de saber si curvarán a la calle Toledo o si   seguirán circulando por el redondel para tomar la av. Ladrón de Guevara.

A las 10:40 de ayer, este Diario observó que solo 19 vehículos, de un total de 40, prendieron las direccionales para tomar la Toledo.    

“Es terrible, uno piensa que el vehículo no saldrá del redondel y de repente frena a raya. Lo peor es que pitan como si nosotros no tuviéramos derecho de cruzar la calle”, comenta Cristian Chamorro, estudiante de la Escuela Politécnica Nacional.

La falta de señalización es otro de los temas que preocupa a los moradores y estudiantes de las cuatro universidades que funcionan en el sector (Católica, Politécnica Nacional, Politécnica Salesiana y Andina).

En la intersección de la calle Toledo con el redondel, únicamente hay un letrero de: “Ceda el paso”, para los conductores que están ingresando.  Luego de tomar la curva, a unos 5 metros, hay una señal tapada por papeles que dice: “Despacio”. No hay   paso cebra ni letreros que alerten a los conductores de bajar la velocidad antes de ingresar a la calle.

Por eso  es que los vecinos y estudiantes tienen que pasar la vía a la carrera, como el caso de Gloria Maldonado, quien llega  a la acera occidental y respira profundo.

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