Desde hoy, 14 de mayo, se abre un nuevo capítulo para el Distrito Metropolitano de Quito y para la vida pública de Mauricio Rodas, nuevo alcalde de la ciudad. Ahora viene lo más difícil: administrar a la ciudad y acompañarla en su crecimiento y en su desarrollo.
Esta no es tarea o responsabilidad de una sola persona, más todavía si se toma en cuenta la complejidad y particularidad que tiene Quito: enfermedades de metrópoli en un ‘cuerpo’ de ciudad.
El trabajo es conjunto del equipo de administradores zonales, gerentes de las empresas metropolitanas, directores, jefes de unidades, cabezas departamentales; es decir, aquellos funcionarios que estarán al frente de esos cargos por decisión del alcalde Rodas y de su equipo y círculo más íntimos.
El Burgomaestre electo, en más de una vez ha señalado que escogerá a las personas más capaces para cada uno de los cargos, sin importar su tienda o línea política. Los diversos sectores sociales de la ciudad le toman la palabra.
Ahora, hay cinco años por delante para medir y evaluar, a diario, la gestión de Mauricio Rodas, tanto en el cumplimiento de las ofertas de campaña cuanto al marcar su visión de ciudad. Sus experiencias profesionales y personales en México D.F. o en Santiago de Chile y sus estudios en el exterior serán las herramientas que le ayuden.
Pero, como queda dicho, la responsabilidad y la tarea son compartidas por todos los que forman el equipo. El gran paraguas es el trabajo por la ciudad, por el Distrito, por los cerca de 2,5 millones de habitantes que buscan mejorar sus condiciones de vida.
Vencer y no ceder a las tentaciones de intereses particulares es parte del compromiso y de la corresponsabilidad de cada uno de los funcionarios que arriban a la gestión municipal. El norte para todos debe ser aquel trazado por el alcalde Rodas: mejorar la vida de los quiteños con una eficaz administración. Quito espera una gestión limpia, con mano dura contra la corrupción. Todo por y para la ciudad.