En todo el mes se han registrado 80 derrumbes en la avenida Simón Bolívar. El riesgo de accidentes se incrementa por el lodo y las piedras que se acumulan sobre la calzada. Entre la av. De los Granados y la Argelia Alta se contabilizaron 54 puntos en los cuales hubo desprendimientos de tierra en pequeñas y grandes proporciones.
Por esa razón, se designó a una cuadrilla permanente para el mantenimiento de esa vía. Ayer, a las 13:00, cinco empleados del Cabildo retiraban el lodo de un derrumbe a la altura de la Universidad Internacional.Con conos naranjas se alertaba a los conductores sobre los trabajos en la vía. Un patrullero resguardaba a los obreros. El sargento Franco Cabrera informó que ayer no habían ocurrido accidentes en esa avenida. El control policial fue escaso durante la mañana de ayer, mientras piedras de todo tamaño caían a la vía en diferentes zonas. La mayoría de conductores, en sentido norte-sur, circuló por el carril izquierdo, por temor a que una de las piedras golpeara la carrocería de los autos.
El Cuerpo de Bomberos registra un promedio de 18 emergencias diarias a causa de las lluvias. El martes se atendió cinco acumulaciones de agua, seis derrumbes, cinco caídas de árboles y dos accidentes de tránsito.
El derrumbe de un talud de 40 metros que destruyó parte de una casa, en el sector de la Línea Férrea, en Monjas Bajo, puso en alerta a otros vecinos del sector que viven en casas asentadas en la ladera. Desde el martes, Bolivia Grijalva, su esposo y su hijo dejaron de dormir en su casa, ubicada en el sector de la Línea Férrea, en Monjas Bajo.
Hasta el mediodía de ayer, los vecinos de la Línea Férrea ayudaban a retirar el lodo y los escombros que la tarde del martes destruyeron dos habitaciones de la casa de la familia Gañay-Naranjo. Rommel Gañay sufrió lesiones en sus extremidades y espalda y fue intervenido en el Hospital del Seguro Social. Otras siete personas fueron evacuadas.
Lo mismo hicieron Grijalva y su familia. Detrás de su casa hay un muro de tierra de unos 12 metros, sobre el cual se asienta la casa de su vecina Margarita Tanquino.
Las familias en riesgo serán trasladadas a albergues ubicados a Puengasí, La Tola y El Madrigal. En total son 28 casas que corren peligro. Ayer, Luis Vera, comisario Segundo de la Zona Centro, entregó las primeras cinco notificaciones de evacuación. Explicó que las construcciones, hechas de manera antitécnica, más la saturación de agua en el talud causaron el derrumbe.
El invierno también afectó al sur de la ciudad. En el barrio San Blas, Victoria Ayoví evacuaba el agua acumulada en la terraza de su casa. Desde hace un mes, el agua lluvia empezó a filtrarse hacia los cuartos, la cocina y su local de comida. En el pico se observa agua escurriendo por las paredes, el tumbado está húmedo.
En su barrio las calles no son pavimentadas. Por la lluvia se han formado grandes huecos donde se empoza el agua. El paso de los carros salpica agua a los transeúntes y a las casas.
Lo mismo ocurre en el barrio Ciudad Futura. En las calles se forman lodazales. Iván Pomaquero, quien vive en el lugar desde hace seis años, comentó que a sus hijos los lleva con botas de caucho a la parada del bus, a seis cuadras.
En la Ferroviaria Alta, seis puntales de madera sostienen el talud sobre el que se asienta la casa de Rosa Andrango, de 87 años. En la calle Neptalí Jarrín, el terreno está húmedo por las lluvias. Teme perder su vivienda, ya no ocupa el patio ni la lavandería.
Una realidad similar vive su vecina Lourdes Pachacama, en la calle Eduardo Morley. Su casa está al borde de la ladera, desde hace tres años. Las cinco familias que viven en el sitio ingresan por empinadas gradas que se habilitaron por el talud. La ladera está tapada con plásticos.