Poca gente transitaba, el pasado martes a las 11:00, por la plaza de San Francisco, ubicada en las calles Cuenca y Sucre, en el Centro Histórico. Tres niños lustrabotas merodeaban por la pileta. Mientras uno de ellos mojaba su cabello, los demás llenaban sus termos con agua. “Con esto jugamos carnaval”, dijo José Luis.
Una mujer pasó junto a los infantes y aceptó que uno de ellos lustrara sus zapatos. En seguida, el menor sacó un frasco de pintura y lo llenó con agua de la pileta.
El líquido era marrón y estaba mezclado con basura. Sobre el agua flotaban botellas, envolturas de alimentos y hojas. Joan Arteaga, quien pasaba por allí, lamentó que la pileta se encontrara en ese estado. “Proyecta una mala imagen para los turistas”.
El mismo día, a las 13:00, el agua de la pileta del redondel La Victoria, ubicada en las calles Ambato e Imbabura, también estaba mezclada con desperdicios, como botellas de plástico y un barco de papel deteriorado.
Luis Álvarez sacaba copias de llaves en una esquina de la calle Imbabura. Contó que con frecuencia una mujer acude, en las mañanas, a bañarse en el lugar.
En el Casco Colonial hay 11 piletas instaladas, principalmente, en las plazas. La Gerencia de Espacio Público se encarga de su mantenimiento desde el 31 de diciembre del 2011. Antes, la responsabilidad recaía en el antiguo Fondo de Salvamento de Patrimonio Cultural (Fonsal). Hasta que se concretara el traspaso de la competencia, de junio a diciembre del 2011, las piletas no recibieron mantenimiento.
De lunes a viernes, de 08:00 a 16:00, dos trabajadores verifican el correcto funcionamiento de las fuentes ubicadas entre los sectores de El Dorado y La Victoria. Además de limpiar el agua con redes, revisan que las bombas de las piletas funcionen y que los tubos por donde retorna el agua no estén taponados.
Guillermo Cárdenas, encargado del mantenimiento, contó que la primera vez que limpió las piletas de la Plaza Grande encontró en los tubos cocos, monedas y canicas. “El problema es que la gente no cuida el patrimonio”.
Álvaro Borja, director de Operaciones de la Gerencia de Espacio Público, informó que es difícil mantener limpias a las piletas ubicadas en las plazas.
Asegura que quienes más las ensucian son los indigentes que frecuentan esos sitios. “Se trata de un problema ciudadano. Nosotros dejamos limpias las piletas, pero, en seguida, la gente vuelve a arrojar basura en ellas”. Cree que el problema solo disminuirá cuando haya mayor control por parte de la Policía Metropolitana.
Una de las cuatro piletas ubicadas en la Plaza Grande también estaba descuidada. Eduardo Vásconez se sienta en una banca frente a esta pileta, desde hace 25 años. “Las piletas brindan un bonito espectáculo. Es una lástima que no tengan agua”.
Patricio Sosa, de FMR S.A, la empresa a la cual le fue concesionado el mantenimiento de las piletas, explicó que de esta fuente no salía agua porque su tubería estaba totalmente destruida. Ya fue arreglada.
En la pileta de la plaza San Marcos, ubicada en las calles Junín y Gutiérrez, hay grafitis. Según Sosa, limpiarlos es una tarea compleja. “Si se ponen químicos, se corre el riesgo de alterar el color original de las piedras patrimoniales”. Limpiar el agua con esas sustancias no es recomendable por seguridad.