Mario Vargas dice que se le pusieron los pelos de punta cuando escuchó que 6 922 taxis ejecutivos serán legalizados y se integrarán al pelotón de vehículos amarillos que a diario se encolumnan en las principales avenidas de Quito. Eso, cuando en el semáforo se enciende la luz roja.
Para él, lo mejor sería reducir el número de unidades y mejorar los sistemas de transportación pública en buses.
Vargas es asistente de un abogado y a diario utiliza su automóvil Chevrolet Corsa. El día que le toca pico y placa, prefiere los buses a los taxis. “Son abusivos. En la mañana, lo primero que le pregunta es que si tienen sueltos, si la respuesta es no, le dejan en la acera. También hay ocasiones en las cuales no le quieren llevar de norte a sur, por evitarse la congestión en los túneles”.
Él conoce poco de planificación vial y de ingeniería de tránsito, pero está seguro de que cuando los 6 922 taxis ejecutivos ya estén pintados de amarillo, la congestión durante las horas del pico y placa se agravará. “De qué sirve que ponga mi cuota de sacrificio, si el Municipio en lugar de buscar más alternativas para sacar de circulación al mayor número de carros, hace lo contrario”.
En el 2008, la Alcaldía realizó un estudio para calcular el número de taxis que se necesitaban en la capital. Así se determinó que para los habitantes de Quito, que según el estudio eran unos 2 500 000, se necesitaban 7 500 taxis. Con las 8 778 unidades amarillas distribuidas en las 215cooperativas, ya había un exceso de 1 278 unidades.
Con la legalización de los taxis ejecutivos, la capital tendrá 15 432 (actualmente hay 8 510) carros habilitados para ofrecer ese servicio.
El proceso impulsado por el Municipio concluirá máximo en cuatro meses, es decir en junio. En ese mes, la Ordenanza municipal también faculta al Concejo hacer ajustes al pico y placa.
Patricio Ubidia, presidente de la Comisión de Movilidad del Cabildo, no descartó incluir a los taxis en la restricción vehicular. La decisión se tomará una vez que estén regularizados todos.