Por la avenida Maldonado, desde el sector de Guajaló hacia el sur, los rótulos, gigantografías y todo tipo de publicidad se exhiben en las fachadas, paredes y aceras de los locales comerciales del sector.
En algunos sitios, como en la esquina de la Maldonado y Pasaje S55A, hay una panificadora que a más de tener un rótulo que ocupa toda la parte superior de la fachada, de su puerta cuelga una gigantografía que muestra los productos que se ofertan ahí, junto a esa publicidad hay una pequeña pizarra de tiza líquida, en ella se anuncia a los transeúntes la venta de desayunos a USD 1,50.
Una cuadra más al sur, hay una tienda de videos musicales y películas, en los dos costados de la puerta hay percheros en los que se exhiben las películas.
Los afiches de los estrenos cinematográficos llenan una pared de la fachada de ese local.
Frente al local, en los postes del alumbrado público se anuncia todo tipo de publicidad. Hay desde hojas de papel bond, en las que se busca personal para trabajar medio tiempo, hasta coloridos carteles que informan sobre varios festivales musicales.
Es difícil distinguir una publicidad de la otra. Los colores, el estilo de las letras y el tamaño de los avisos se mezclan entre sí.
Desde el 2010 rige la Ordenanza Metropolitana 0330, que regula la utilización de todo tipo de publicidad en el espacio público. El propósito es prevenir la contaminación visual en la urbe. Es prohibido colocar publicidad sobre el mobiliario urbano (paradas, postes o paredes).
A partir del 23 de febrero de este año el Municipio, a través de la Agencia Metropolitana de Control, empezó a notificar a los propietarios de vallas publicitarias que fueron colocadas sin permiso, principalmente en la zona norte. La sanción para el incumplimiento a esta norma es de USD 5 280, el mismo valor aplica a la publicidad excesiva de los locales comerciales. Hasta agosto había 78 procesos abiertos en dos administraciones del norte.
Todos los negocios deben contar con un permiso de funcionamiento, la publicidad se regula a través de la Licencia Metropolitana Única para el Ejercicio de Actividades Económicas (Luae).
Ahí se exige que la publicidad que anuncia una actividad comercial debe tener determinados tamaños respecto de la fachada. Máximo puede ocupar hasta el 30%. Una de las especificaciones técnicas es la prohibición de dos o más letreros en una misma edificación.
Sin embargo, en la planta baja de un local de la calle José María Alemán, en Solanda, se muestra el letrero de una farmacia que ocupa toda la fachada. En la misma vivienda, en los vidrios del segundo piso se ve el anuncio de una peluquería. Las letras son blancas y ocupan toda la ventana.
La imagen se repite a lo largo de esta calle. Antonieta Mideros, dueña de un local del sector, afirma no tener conocimiento de la Ordenanza que regula la publicidad de los negocios. Hace una semana colocó una gigantografía en una pared de su establecimiento. La razón: la competencia comercial que hay en el sector. Ella al igual que su vecina Laura Castillo informan que no han tenido ningún tipo de restricción al momento de colocar una nueva publicidad en sus negocios.
La Agencia Metropolitana de Control informó que dirige un programa de socialización y prevención de la Ordenanza a los pequeños negocios. Hace tres meses el ejercicio se realizó en la avenida Maldonado, en el sector de la Villa Flora. Alrededor de 40 locales fueron advertidos por exceso de publicidad. En el sur de la ciudad no se han registrado notificaciones o sanciones.
El control
En cuanto a vallas, en la Administración Eloy Alfaro se han realizado 127 advertencias, de las cuales se han autorregulado 18.
En Quitumbe se ha prevenido a 43 dueños de vallas publicitarias, 10 se han autorregulado y siete están en trámite de licenciamiento.
Solo en el norte hay 1 715 elementos publicitarios. El control se centró en verificar si los 222 elementos de mayor tamaño cumplían con la norma técnica.