Esta es la primera vez, tras la salida del Aeropuerto Mariscal Sucre, que un concierto genera más de una molestia en sectores ubicados en las cercanías del parque Bicentenario.
El sonido de los parlantes y los gritos de miles de fanáticos, que ovacionaron a la banda, Metallica, sobrepasaron los 120 decibeles que genera el despegue de un avión. Byron Ayala, técnico en sonido, sostiene que un concierto de rock puede llegar incluso a los 130 decibeles.
La evaluación general del concierto, como tal, es positiva. Sin embargo, como en todo evento masivo, hay quienes pagan los “platos rotos”: los vecinos. Unas 165 000 personas viven en los alrededores del parque Bicentenario. Cinco fueron los problemas presentados, tras este evento musical.
Servicios
Hubo mucha basura y pocas baterías sanitarias. Pese a que se colocaron baños en las tres entradas (Emaseo puso 10 baños en otros sitios), varias vías aledañas quedaron impregnadas de orina. Esto ocurrió, por ejemplo, en la av. Amazonas y en una parte de De la Prensa.
Valentina Armijos, quien tiene un local de comidas, contó que al día siguiente del concierto encontró en la acera de enfrente hasta heces fecales.
En el interior del parque se recogieron botellas, fundas, cigarrillos, vasos e, incluso, ropa interior femenina y preservativos. Emaseo recolectó 40 toneladas; de estas 12, en las afueras. Para Milton Rubio, gerente de Operaciones, los problemas de aseo y el uso de las vías como urinarios se dieron en las tres entradas cuando las personas hicieron fila para ingresar.
Ruido
Las personas que viven especialmente en el lado sur del parque fueron los “afectados” por el sonido. Muchos, sin ser fanáticos de Metallica, escucharon las cerca de tres horas de canciones de la banda y los gritos estridentes de los fans.
Al sur (hacia donde apuntaron los parlantes) el sonido recorrió varias cuadras. Santiago Moreano, quien vive por la av. De los Granados, aseguró que escuchó todo el concierto. Iguales reportes se dieron en la Florida Alta y en una parte de San Carlos. En este último sector fue con menor intensidad.
Tránsito y parqueaderos
Los estacionamientos del parque Bicentenario no se habilitaron al público. Por esta razón hubo conductores que se estacionaron en calles circundantes al exaeropuerto, tanto por el este como por el oeste.
Clemencia Torres, quien vive a 600 metros, contó que para llegar a su casa tardó una hora en cruzar 10 cuadras. Y que las aceras se usaron como parqueaderos.
Vías como De la Prensa, Brasil y Mariscal Sucre se congestionaron, en ambos sentidos. Igual ocurrió en el tramo sur de la av. Real Audiencia.
Seguridad
La gresca que hubo en las afueras del parque preocupó a los moradores de la zona. Ana María Ruales, quien reside en la calle Río Topo, contó que desde su vivienda escuchó todo el escándalo. También, algunos comercios cerraron.
Higiene
Vendedores de comidas típicas usaron vías transversales a la av. Amazonas para realizar su actividad. Esto generó basura y problemas para el paso de los peatones. El agua que se usaba para limpieza quedaba en la acera. Tampoco se dispuso de basureros. También ambulantes recorrieron las largas filas en busca de comensales.
En contexto
Tras la salida del Aeropuerto Mariscal Sucre, los habitantes de las áreas circundantes manifestaron su alegría por la finalización del ruido y del peligro. Se registraba un promedio de 200 vuelos diarios. Ahora, megaeventos como el concierto de Metallica reabren el debate.