En abril del 2013, Maite Redrobán aprobó su curso de manejo en una escuela de capacitación para conductores no profesionales. Se graduó con las mejores notas. A la par obtuvo su licencia. A casi un año de su curso no ha vuelto a manejar un auto. Tras salir del centro practicó por cerca de un mes, pero no puede conducir sola. “El carro se me apagaba y el miedo me invadía”, recuerda.
A Redrobán le asalta una duda: ¿son suficientes las 33 horas para aprender a conducir? Fabio Tamayo, director Nacional de Escuelas de Aneta, afirma que sí. Las 33 horas de aprendizaje están en el Reglamento de Escuelas de Capacitación de Conductores no Profesionales y se basan en normas técnicas internacionales.
Tamayo explica que hay una relación entre las horas de clases de manejo y los años de vida de una persona. “Se debe multiplicar por uno las horas de aprendizaje y eso debe ser equivalente a la edad de la persona”. Tamayo aclara que no es una regla general porque hay casos en los que el alumno tiene problemas de aprendizaje.
El 60% de alumnos tiene entre 16 y 26 años, según Tamayo.
Ruth Portero no comparte este cálculo. Hace 7 años, cuando tenía 31, terminó un curso y tampoco pudo manejar sola.
Para ella el problema es la poca práctica que se tiene: recibía una hora diaria práctica. A pesar de tener licencia no manejaba y así pasaron dos años.
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Luego decidió tomar clases privadas. En una semana, con tres horas diarias de práctica, superó sus miedos y empezó a conducir sin compañía.
“Con el curso tuve bases, pero la experiencia la adquirí en clases privadas”.
Al respecto Jorge Loaiza, instructor en la Escuela San Francisco y de clases particulares, dice que toda persona recién graduada no debe conducir el auto sola. Asegura que debe ir acompañada por alguien con más experiencia en la conducción durante unas 30 o 40 horas de manejo luego de graduarse.
Para Tamayo eso no es regla general pero sí es recomendable y positivo siempre que el acompañante no sea un factor de distracción. “Además, tiene que ser una persona que le dé confianza en la conducción al recién graduado”, dice.
El año pasado en Quito 44 506 personas aprobaron un curso de manejo en las 13 escuelas aprobadas por la Agencia Nacional de Tránsito (ANT). Es requisito para obtener la licencia Tipo B. El 85% de los graduados hizo el trámite para la obtención de este documento.
Si bien se adquieren conocimientos básicos en las escuelas de conducción no todos los estudiantes pueden desenvolverse bien en la calle.
Loaiza tiene un promedio de cuatro alumnos por semana. Todos ellos tienen la licencia. Para él hay vacíos en la enseñanza, por eso las personas buscan clases privadas.
Para Tamayo se debería reforzar los controles a las escuelas. Agrega que el 60% de los accidentes de tránsito en el país son por impericia. Por eso insiste en que el problema no es el tiempo de clases, “porque sí se aprende lo suficiente y necesario, sino en que hay sitios que se dedican al negocio y no a enseñar a conducir”.
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El método de enseñanza
El jueves pasado Gabriela Ases, de 22 años, asistió a su cuarta clase en Aneta con su instructor Édgar Trocellier, con 12 años de experiencia. En el patio vial de la entidad le indicaba sobre las señales viales y el entorno. “Mire si hay un auto en el redondel, fíjese, hay personas en la esquina”.
Según el Reglamento, en las escuelas de conducción las 33 horas se subdividen en 15 de práctica, 10 de teoría (legislación de tránsito y educación vial), cinco de mecánica básica, dos de psicología y una de primeros auxilios.
Para Cristóbal Buendía, director del Observatorio de Movilidad, hay una falencia en el método de enseñanza. Una cosa es la habilidad para conducir un vehículo y otras es la capacidad o el conocimiento para interactuar en la vía publica.
Según él, en el pénsum no está la forma de interactuar con otro vehículo, como peatones y ciclistas. “Debe haber un cambio en la metodología de las escuelas incorporando los conceptos de movilidad e interacción”.
Gustavo Bastidas, de la escuela Ecaute, afirma que en Quito hay agresividad en los conductores y que por eso enseñan no solo el manejo mecánico sino a enfrentar con suficiente conocimiento la calle.
Redrobán no quiere que su licencia esté guardada. Optará por tomar clases privadas para perder el miedo.
En contexto
El 20 de enero del 2003 se aprobó el Reglamento de Capacitación de Conductores Sportman. En el 2010 se hicieron reformas al Reglamento General para la Aplicación de la Ley de Transporte. Para la licencia tipo B es obligatorio asistir a una escuela de conducción.