Las cinco casas del sector de Turubamba Alta, donde aparecieron grietas porque el terreno cedió, ahora están desocupadas. Siete familias fueron reubicadas, pero los inmuebles todavía no han sido derrocados.
Las grietas en el piso y en las paredes son más profundas. Las puertas y las ventanas están remordidas. Hay que forzarlas para abrirlas. Algunos vidrios están rotos.
Las familias salieron luego de que en enero pasado un informe del Municipio determinó que había riesgos por los daños estructurales. Mónica Cabascango, ex moradora del sector, arrendó un departamento en Fundeporte. “Mi casa está asentándose e inclinándose”.
Mensualmente, las familias desalojadas reciben de parte del Municipio USD 146, como ayuda para que cancelen los arriendos.
En las casas aledañas que también presentan fisuras se iba a inyectar hormigón para estabilizar el suelo.
Según Ángela Narváez, moradora de Turubamba Alta, no se ha realizado ninguna acción. “Seguimos esperando. Tenemos miedo que se nos caiga encima la casa”.
Angélica Logro no esperó que llegue la asistencia de las autoridades. Sus familiares rellenaron con cemento las grietas más grandes que habían en la casa.
César Andrade, administrador de la zona Eloy Alfaro, explicó que también se ha identificado otro problema similar cerca de Turubamba. Allí tampoco se han iniciado los trabajos.
“Cuando concluyan los estudios estructurales, empezaremos en unas dos o tres semanas a inyectar hormigón en el suelo de la zona afectada”.
El derrocamiento de las viviendas en estado crítico se realizará cuando se observe mejoras en el suelo.
Las familias perjudicadas podrán acceder a bonos para adquirir una vivienda nueva en La Mena 2. “El Municipio no va a indemnizar a las familias afectadas”, aseguró el funcionario Andrade.