Al pie del Pichincha, las pinceladas van y vienen. Estas dan color a 65 esculturas gigantes del quinde Zamarrito Pechinegro, declarada el ave emblemática de Quito en el 2005. Las figuras son parte del proyecto ‘Quito jardín de quindes’. Desde ayer, los artistas elegidos para pintarlos se concentran en lo que denominan un taller colectivo, instalado en la Estación de Cristal del Teleférico.
El propósito es que cada uno plasme su arte, para luego exhibirlo en la ciudad.
Las esculturas fueron elaboradas en resina y fibra de vidrio por el artista Nixon Córdova. Los quindes tienen las alas extendidas y se asientan en una planta de chuquiragua. Los estilos, las técnicas y los conceptos en la pintura son variados. El artista Edwin Valle, con más de 30 años de carrera, escogió la técnica del puntillismo, que consiste en pintar la figura con puntos y rayas multicolores.
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Su fin es rescatar la técnica ancestral a través del quinde.
Mónica Vásquez quiere transmitir la sensación que tiene el quinde cuando succiona el néctar dulce de las flores. “Son sensaciones coloridas”. Por ello, utiliza colores fuertes como púrpura. Las líneas onduladas, según la artista, genera dinamismo.
Los dos pisos de la sala, copados de quindes, poco a poco se llenan de color. El olor a pintura acrílica es permanente, porque es la más utilizada por los pintores.
Hay esculturas que aún están sin pintar. En cada pedestal está inscrito el nombre del artista que los pinta. La música instrumental les acompaña en el trabajo.
Para el ornitólogo Juan Manuel Carrión, el colibrí es un símbolo de amor, poesía y sentimientos.
El especialista se encarga de explicar a los visitantes la importancia de conocer a esta ave.
En Ecuador hay 130 especies de quindes, de las cuales 54 están en el Distrito Metropolitano. Por ese motivo, se ha ganado el título de Campeón Mundial de Quindes.
Durante esta semana visitarán la exhibición niños de las escuelas fiscales. Se les enseñará trucos para que los quindes lleguen al jardín de la casa. Uno de ellos es que hay que sembrar árboles que tengan flores y colocar bebederos con agua azucarada.
Los visitantes podrán ver de cerca el trabajo de cada artista y conversar con ellos. Hay cintas amarillas que definen el espacio del artista y del público.
Mauricio Jácome prefirió pintar su quinde con una gama de verdes. La intención: fusionar al quinde con el verde de su hábitat.
Naekat Tiwip, artista shuar de Morona Santiago, conjuga en su obra el aerosol y el pincel para darle un sentido de acción a la escultura. Para él, los humanos crean símbolos de personas o animales que ya no existen. Él quiere hacer del quinde un símbolo vivo. Diana Armas es una de las artistas más audaces a la hora de crear.
Su quinde es uno de los que más llama la atención. En la decoración utilizó desde fréjol negro, rojo y maíz hasta mullos, piedras y plumas. “La variedad de colibríes hace de esta ave una joya. El colibrí es un milagro”.
Hay artistas como Guillermo Puente, quien utiliza soplete para dar color al quinde. Él usa una máscara para protegerse del olor del disolvente.
Los pintores tienen ocho días para terminar sus obras. Luego las esculturas serán llevadas al bulevar de las Naciones Unidas.
Los horarios
La ciudadanía puede visitar el Teleférico para observar el trabajo de los artistas. El horario es de 08:30 a 20:00. La entrada es gratuita.
Desde el 30 de noviembre, las 65 esculturas serán exhibidas en el bulevar de las Naciones Unidad. Allí permanecerán hasta fines de febrero.
Desde el 1 de marzo, los quindes serán entregados a las diferentes parroquias del Distrito Metropolitano de Quito.