Una bicicleta de montaña, azul con gris, es el medio de transporte del ingeniero Fausto Oviedo, una vez a la semana. A las 07:23 del pasado miércoles, el jefe del Laboratorio de Fundición de la Escuela Politécnica Nacional sale de su casa vestido con un par de mocasines cafés, un pantalón de tela caqui, un jersey gris, un chaleco naranja con bandas reflectivas, un casco anaranjado y un par de guantes. También carga una mochila.
Entre su casa, en el sector de El Pinar, y la Escuela Politécnica Nacional hay aproximadamente 8 kilómetros. El día que pedalea entre su casa y el trabajo, su carro se queda en el garaje. El docente universitario repite esta rutina desde hace tres años. Lo hace por conciencia ecológica, dice.
Según un estudio, realizado por la Fundación Faro y Ciclópolis en el 2008, de los aproximadamente 15 000 ciclistas que participaban en el Ciclopaseo, el 9% (1 400) utilizaba la bicicleta como medio de transporte.
El último estudio de Ciclópolis concluye que en el 2011 hay cerca de 25 200 personas que usan eventualmente la bicicleta. 6 804 la utilizan como un medio de transporte para la movilización diaria. Sin embargo, Diego Puente, presidente de la organización, asegura que en la urbe todavía no existen las condiciones adecuadas para que un ciclista urbano circule con seguridad.
Con él concuerda Frank Fuentes, de la promotora de ciclismo El Rey. Las necesidades más visibles se encuentran en la falta de nuevas ciclovías, la escasa señalización en las rutas existentes, el mal uso de los espacios exclusivos y la poca importancia que dan las autoridades para su control.
Apoyar los proyectos de circulación no motorizada fue uno de los 24 objetivos propuestos por el Cabildo en el Plan de Movilidad, presentado en junio del 2010, luego de la aplicación del pico y placa. Según la Secretaría de Movilidad, hay 64 kilómetros de ciclovías. De estos, 14,7 km son de tipo recreativo y el resto se divide entre utilitarias y mixtas.
La red de cicloparqueaderos es para 587 vehículos.
Como parte de los planes de recuperación del espacio público, se prevé la creación de 7,1 nuevos km de vías para ciclistas. También la implementación de un sistema de bicicleta pública, la escuela permanente de la Bici y la creación de nuevas rutas recreativas.
Para Alexandra Velasco, consultora en movilidad, esos proyectos solo podrán cambiar los patrones de movilidad de la ciudad solo si se integran en las políticas municipales, con la participación y el consenso de los actores civiles.
Otro de los problemas, dice Velasco, es la falta de liderazgo entre las organizaciones y ciudadanos. “La atomización de las organizaciones ha neutralizado el discurso y la propuesta”.
Embarcado en su vehículo de dos ruedas, Oviedo avanza por la av. Brasil para descender por la Zamora hasta la av. De la Prensa. En esas vías no existe un carril exclusivo para ciclistas. El ingeniero de 57 años debe compartir la avenida con otros cientos de conductores que viajan en sus carros.
En la avenida, el tránsito es fluido y el ciclista avanza por el lado derecho de la calzada. Antes de llegar al intercambiador de La Y, Oviedo extiende su mano izquierda para advertir a los demás conductores que va a cambiar de carril. Un conductor le cede el paso y Oviedo entra al intercambiador por el centro.
En la circunvalación, los conductores cambian rápidamente de un lado a otro, pocos utilizan las luces direccionales. El ciclista mantiene su carril pese a las maniobras bruscas de otros choferes. Ese es el punto más conflictivo en el trayecto.
Fuentes explica que en los últimos dos años, el ciclismo urbano ha crecido por inercia propia. “Los ciclistas están aprendiendo a imponerse visualmente frente a los demás actores viales”.
Los incentivos provienen generalmente de propuestas individuales. Un ejemplo de ello son las cicleadas urbanas nocturnas, que se realizan los lunes y jueves. El fin es que los ciclistas se familiaricen con la ciudad y desarrollen destrezas para que puedan desenvolverse con seguridad.
En la av. Eloy Alfaro, el ciclista cruza al carril oriental para tomar la ciclovía que está demarcada con líneas entrecortadas en el piso y algunos rótulos metálicos.
A las 07:53, cuando la mayoría de profesores llegan en sus carros, Oviedo arriba a la entrada de la Andalucía en su bicicleta. Mientras se prepara para asearse, el docente universitario saca de su mochila un frasco de perfume y una camisa blanca.
Los proyectos
En el inicio del pico y placa, un conteo realizado por Ciclópolis registró un promedio de 170 ciclistas en los primeros días de restricción en las ciclovías del norte. Esto representó un incremento del 4% con relación a los días anteriores a la medida.
Hace dos años y medio, el proyecto de las cicleadas urbanas nocturnas empezó con una asistencia de 12 ciclistas. Hoy participa un promedio de 40.
De los 25 200 usuarios eventuales de la bicicleta, 4 536 la utilizan todos los días, 15 624 una vez por semana, 3 024 una vez al mes y 2 016 casi nunca.
En la misma encuesta se determinó que 2 653 (39%) de ciclistas circulan por la Ciclo-Q, otros 2 653 utilizan las calles y 1 496 conducen por las aceras.
Entre el 2010 y el 2011, se construyeron 2,7 km de ciclovías entre el parque de El Ejido y La Alameda.