La medida de restricción vehicular pico y placa cumplirá esta semana su primer mes. Desde el 3 de mayo, primer día de la medida, hasta la mañana del 28 de mayo hubo 2 570 conductores que no respetaron la restricción.
Los vehículos fueron retenidos en los patios del Municipio. Marcelo Narváez fue uno de los sancionados por circular en la ciudad en las horas pico. Él llegó desde Baeza y afirmó que irrespetó la norma por falta de información. “Antes de salir de mi ciudad le pregunté a la Policía si podía venir a Quito. De lo contrario no viajaba”, dijo el chofer.
En las primeras dos horas y media de la restricción se registraron 50 sancionados. En la primera semana hubo 758, mientras que en la segunda, la cifra se incrementó a 845, según los datos de la Gerencia de Movilidad del Municipio.
La multa para quienes cometen la falta, por primera vez, es de USD 80 y la retención del auto por 24 horas. Quienes reincidan deben pagarUSD 120 y tres días de retención del auto. A partir de la tercer vez la multa es de USD 240 y cinco días de retención.
La evaluación del Cabildo a la aplicación de la medida ha sido positiva. Según las autoridades hubo una significativa disminución de las filas de autos en avenidas como la Rumichaca, entre la Morán Valverde y la Matilde Álvarez, en sentido sur-norte y en la entrada del túnel Guayasamín, sentido valle-Quito.
Las mediciones del Municipio establecieron que la cola en este último sitio, antes de la restricción, era de 2 000 metros. Con el pico y placa se redujo a 800 m.
Ángel Ganchala utiliza su auto para movilizarse, de lunes a viernes, desde Cumbayá hacia Quito y apoya la medida restrictiva. Dice que el sacrificio de ir un día a la semana en bus vale la pena. “He visto resultados, por eso es mejor colaborar, pero también hay que mejorar el control”.
Con él concuerda Elvira Gómez, conductora de un Vitara. Ella comenta que ha visto a conductores que infringen la normativa y la Policía no los ha detenido. “Yo he visto a algunas personas a las que no les importa los controles ni las sanciones”.
Lo mismo asegura Santiago Núñez, quien usa la bici para ir a la universidad. “En las calles transversales circulan quienes no pueden sacar sus autos con total libertad. No hay control”.
Para el sociólogo Édgar Brito, la evasión de la norma refleja la falta de controles en las vías. “Cuando un conductor ve que otros infringen las normas y no hay sanciones fuertes, emulan esas malas acciones para evitar molestias a su cotidianidad”.
Brito afirma que si bien en la primera semana hubo una favorable aceptación a la medida por parte de la ciudadanía, en las siguientes semanas hubo otros factores de la movilidad que no presentaron mejoras y eso hace que la gente se “desencante de la medida restrictiva”.
El Observatorio de la Movilidad también hizo recomendaciones a la medida. Entre las emitidas al Municipio están controlar la proliferación de transporte ilegal en los sectores sur y valles y mejoras en el transporte público, así como en el control de la Policía.
El alcalde Augusto Barrera afirmó que se está trabajando en temas complementarios como la semaforización, control de los mal estacionados, mejoras en los sistemas masivos de transporte y evitar la invasión de los carriles exclusivos de transporte.
María Chuquimarca utiliza la Ecovía desde La Marín hasta el sector de El Batán, donde trabaja. Ella no ha notado ningún cambio. “Hay días en los que los buses van más llenos, pero nadie hace nada por mejorar eso”.
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