Redacción Guayaquil
Las fricciones entre el Municipio de Guayaquil y los comerciantes informales se mantienen en las calles. Ayer, una marcha de vendedores no pudo llegar al Cabildo.
Un cerco de policías metropolitanos, ubicados en Malecón Simón Bolívar y Colón, impidió el paso a un grupo de comerciantes, quienes llevaban carteles.
“Queremos dialogar con el Alcalde para que nos permita trabajar”, gritaba Miguel Muñiz. Los vendedores partieron en caminata desde el sector de Capitán Nájera y Chimborazo.
En vista de los roces que empezaron a generarse, porque los informales intentaban burlar la vigilancia, varios elementos de la Policía Nacional establecieron un cerco entre los bandos.
Los comerciantes se retiraron del lugar luego de que se negaron a dialogar con Efrén Baquerizo, director de Vía Pública, delegado por el Municipio.
En tanto, autoridades municipales buscan la liberación de los metropolitanos Alberto Lima y Fernando Sánchez. Ellos fueron detenidos el miércoles, acusados de golpear a un vendedor.
El gobernador Roberto Cuero dijo que el caso reposa en el Juzgado 28 de Garantías Penales. La acusación es por delito de odio y agresión.
Cuero enfatizó que la Policía tiene instrucciones de detener a cualquier metropolitano que decomise la mercadería o agreda físicamente a un vendedor.
Sobre el caso, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, señaló que se trata de una aberración jurídica, una manipulación y politización de la justicia, “al servicio del Régimen totalitario”.
El Burgomaestre dijo que uno de los supuestos agredidos por los metropolitanos tiene varios expedientes por violencia. “De ninguna manera, el progreso de Guayaquil lo van a detener unas pocas docenas de personas que quieren imponer el caos”.
Javier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia, cuestionó el argumento por el que están detenidos los dos metropolitanos. “Entonces, cuando un policía o un vigilante de tránsito actué, también puede ser acusado de odio”.