La Procesión del Silencio recorre las calles del centro de Quito, el 25 de marzo. Foto: EL COMERCIO
A la luz de los cirios. La Procesión del Silencio arrancó a las 18:45 de hoy viernes, 25 de marzo. En medio de una nube de incienso, cientos de fieles van caminando por la calle Rocafuerte.
El larguísimo cortejo seguirá por la Leopoldo Salvador, De los Milagros, Montúfar, Pereira, Flores, Sucre, García Moreno y nuevamente la Rocafuerte.
El tráfico fue desviado por la Mariscal Sucre, Pichincha, 24 de Mayo, Olmedo, Mejía y Benalcázar.
Esta procesión no es tan antigua, apenas 16 años, pero arrastra miles de devotos de los barrios circundantes al convento de Santo Domingo, lugar en donde nació esta tradición.
Los devotos, con rosarios en mano, van rezando y cantando temas propios de Semana Santa tras el cortejo fúnebre de Jesús. La talla tiene 1.70 metros de altura.
Minutos antes del arranque de la procesión, la imagen fue bajada de la cruz y puesta en un ataúd (Santo sepulcro) elaborado de laurel, cristales y adornos bañados en polvo de oro. Aquello fue posible porque el Cristo tiene unos goznes en los brazos y en las piernas (una especie de bisagras), de tal suerte que se puede bajar de la cruz (el descendimiento) y ubicarlo en el Santo sepulcro (féretro). Cuatro personas, vestidas de nazarenos, fueron las encargadas de hacer aquello.
Según Osvaldo Cazorla, fraile del convento de Santo Domingo, la imagen es del siglo XVII y no se conoce el autor; aunque -comentó Vicente Ramos, empleado del convento- el origen de la talla es castellano (de la región de Castilla León, España), ese dato se puede encontrar en los libros de arte y de historia del padre dominico José María Vargas.
Dentro de la procesión también marchan devotos que cargan, en andas, la imagen de la Virgen Dolorosa, vestida de negro entero, María Magdalena y San Juan. Estas tres esculturas sí son de la época Colonial.
El resto de participantes de la Procesión del Silencio camina con velas y antorchas encendidas. El recorrido será de aproximadamente tres horas y en medio del infaltable chagrillo (pétalos de flores) e incienso.