Una rama sagrada con cintas rojas ofrecio por el primer ministro japonés, Shinzo Abe en el santuario de guerra Yasukuni en Tokio. Foto: AFP
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ofreció un árbol sagrado al santuario Yasukuni de Tokio, en un gesto que podría provocar la indignación de China y Corea del Sur al tratarse de un lugar de culto vinculado al pasado militarista de Japón.
Aunque Abe no acudió personalmente, hizo entregar este “ masakaki ” al santuario sintoísta con motivo del festival de primavera de Yasukuni, indicó un responsable del enclave.
En Yasukuni, se veneran las almas de los 2,5 millones de muertos por Japón en las últimas guerras. Entre ellos, figuran los 14 criminales de guerra condenados por los aliados tras la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
China y Corea del Sur, víctimas del expansionismo japonés de la época, no soportan que los políticos nipones visiten este santuario, al considerar que esta actitud glorifica el imperialismo del país.
En diciembre de 2013, una visita del conservador Abe ya provocó la ira de Pekín y Seúl, cuyas relaciones con Tokio son también tensas por disputas territoriales.
Ambos países siguen también con especial atención cualquier declaración del primer ministro japonés con motivo del 70 aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, si bien Abe dejó entrever el lunes por la noche en televisión que no se siente obligado a reiterar las disculpas ya formuladas por varios de sus antecesores.