El presidente Correa proclamó a 2015- 2024 Decenio Internacional para los Afrodescendientes. Esto con el objetivo de que los Estados desarrollen políticas públicas de lucha contra el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia a las que se enfrenta la población afrodescendiente. Foto: Mario Faustos/ EL COMERCIO
Unos 4 000 afroecuatorianos, especialmente de varios barrios de Guayaquil y de cantones del Guayas, fueron testigos d la firma del Decreto Ejecutivo del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, capítulo Ecuador.
El acto se desarrolló en el Salón los Presidentes del Centro de Convenciones Simón Bolívar de Guayaquil este martes 16 de febrero del 2016 y contó con la presencia del presidente Rafael Correa.
Este programa fue impulsado por la declaratoria del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, con el tema “Reconocimiento, justicia y desarrollo” 2015 – 2024, por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Con música afro, el salón de eventos se llenó de alegría. La maestra de ceremonia, una afroecuatoriana anunció que “para que este decenio sea fructífero en libertad y alegría, nos estamos conectando con nuestros ancestros con la alegría y los tambores”. El ritmo contagió a los asistentes, incluidas a las autoridades.
Luego, a su turno, el colombiano Pastor Murillo, luchador contra el racismo y la discriminación racial en su país y el mundo, y promotor del Decenio, destacó que este Decreto que se estaba por firmar potenciará a las diversas naciones afroecuatorianas en el país.
“Se ha dado un paso muy importante. He visto que 28 jóvenes afroecuatorianos han sido incorporados a la carrera diplomática en el exterior; que más de quince países han incorporado la variable de afrodescendiente en sus censos nacionales. El Decenio nos ofrece la oportunidad en materia de reconocimiento”, dijo.
Sonia España, representante de la Agrupación Mujeres Progresistas de Guayaquil, inició su intervención con una estrofa de un ‘alabao’ en un canto de purificación: “Muerte triste, muerte tirana, donde queda el cuerpo, adonde reposa el alma, donde queda el cuerpo y adonde reposa el alma”.
Fue muy enfática en decir que “no soy negra, ni mulata, ni morena…yo soy afrodescendiente. Soy parte de un pueblo que ha escrito con ritmo su legado cuando no tuvo a la mano una hoja de papel”.
Luego de otra intervención artística con grupos de marimba, llegó la firma del decreto por parte del presidente Correa. En su intervención pidió que lo inviten más seguido a sesiones como ésta, “sesiones festivas, alegres, no esas aburridas sesiones solemnes a las que siempre nos invitan”.
Destacó la importancia de este acto en Guayaquil, ciudad en la que –recordó- se firmó la abolición de la esclavitud un 25 de junio de 1851. A esta ciudad llegaron en 1900 los 4 000 trabajadores jamaiquinos hicieron posible que el ferrocarril llegara a los Andes.
“El pueblo afroecuatoriano representa el 7,2% de la población nacional, es decir más de un millón de ciudadanos y ciudadanas que constituyen la segunda minoría más grande del país situados entre los montuvios, que son el 7,4 %, y los indígenas, que son el 7%”, dijo Correa.
Detalló que en Guayaquil se concentra la mayor población afrodescendiente del país con cerca de 250 000 personas seguida de Esmeraldas con 100 000; Quito con 80 000 afros.
El Decreto declara como política nacional el cumplimiento de los objetivos y metas del programa de actividades del Decenio Internacional de los Afrodescendientes ‘Reconocimiento, Justicia y Desarrollo’ 2015-2024.
Entre sus objetivos está el reforzar la adopción de medidas y la cooperación para lograr que los afrodescendientes disfruten a plenitud de sus derechos sociales, culturales, civiles y políticos; y participen plenamente en igual de condiciones en todos los ámbitos de la sociedad.
También está el promover un mayor conocimiento y respeto de la diversidad, la herencia y la cultura de los afrodescendientes y de su contribución al desarrollo de la sociedad.