El surgimiento del Parlamento Laboral Ecuatoriano es la pretensión de crear un nuevo sindicalismo acorde al contexto histórico que vive el país en el marco de la revolución ciudadana. Atrás parecen quedar los tiempos en que aquellos grupos gremiales, sustentados en la teoría marxista, eran la expresión de la lucha de clases.
Desde hace muchos años, se hablaba de un sindicalismo en crisis en el país. El año pasado, el exministro de Relaciones Laborales, Francisco Vacas, sostuvo que en el país existen 4 000 organizaciones sindicales, de las cuales el 80% pertenece al sector público. Pero este número, que aparece importante a simple vista, podría no serlo tanto, según la visión de Édison Paredes, profesor de la Universidad Católica y conocedor del sindicalismo desde el punto de vista político, duda de que más del 2% de la Población Económicamente Activa esté vinculado a un sindicato.
Según Jaime Arciniegas, uno de los miembros de este parlamento, por presidir la Confederación Sindical del Ecuador, la intención de crear este espacio corresponde a la necesidad de dar una nueva vocería y representación al trabajador. “Es algo que necesita el país, con la apertura del diálogo de varios sectores sociales. Por eso, a la par, hemos creado el Consejo Económico y Social, que es una organización entre el sector empleador y trabajadores“, que es un modelo que se practica en Europa.
Los trabajadores, afirma, no deben presentarse como antipatrones, sino avanzar conjuntamente en el crecimiento nacional que dé lugar al desarrollo social o analizar temas de inversión productiva, pero también derechos de los trabajadores.
Los cálculos optimistas de Fausto Dután, expresidente del Frente Unitario de los Trabajadores y ahora director del Seguro Social Campesino y parte del Parlamento Laboral, sostienen que por lo menos 35 000 personas asistirán a la marcha de mañana, que saldrá desde el parque de El Arbolito, a las 10:00, y se dirigirán a la Plaza de San Francisco.
La consigna, sostiene, será mayoritariamente favorable al Gobierno porque ha sido el “único que ha tenido preocupaciones y políticas para mejorar las condiciones de vida de los trabajadores, con una recomposición de los salarios en varios sectores”.
Pero dio una campanada de alerta que bien debería tomarse en cuenta de que este apoyo no es tan solvente como pudiera pensarse. Dután exhorta a la urgencia de una “verdadera revolución agraria y una profundización de los cambios”.
Con él coincide Rodrigo Collaguazo, de la Coordinadora de Movimientos Sociales por la Democracia y el Socialismo. Su cercanía al Gobierno no le impide sostener que se mantienen dos deudas: la revolución agraria “¡ya!” y dar pasos más concretos en la economía popular solidaria.
Si el exministro Vacas decía que este era el Gobierno que más y mejor defendió a la clase trabajadora, esto es algo que Paredes no comparte de ningún modo. De hecho, considera que ha sido uno de los más desfavorable hacia este sector y que muchas de sus políticas en realidad favorecen más al sector patronal.
“Las políticas laborales son mucho más antiobreras, que en gobiernos anteriores. El derecho de huelga se ha eliminado, sino te acusan de rebelión, en el sector público es imposible hacer una huelga. Y la contratación colectiva, que ha sido histórica se ha restringido al máximo”, dice Paredes.
No muy lejano de esta apreciación está Arciniegas. Sostiene que en los siete años de revolución ciudadana hubo una sola reunión con el Gobierno y nunca más se posibilitó este diálogo”, afirma.
Además, afirma que es “una novelería” haber cambiado la nomenclatura a “Ministerio de Relaciones Laborales”, cuando en todo el mundo se llama Ministerio de Trabajo. “Hemos sido críticos del anterior ministro, que dejó mucho que desear, sobre todo por el aparecimiento de “operadores políticos que pretendían dividir al movimiento sindical“.
Collaguazo discrepa en lo que tiene que ver con la división. Prefiere hablar de fortalecimiento. Además, sostiene que no hay que desconocer la inmensa obra pública que ha generado empleo, el que amplios sectores estén comprometidos en la repartición de la riqueza, el fin de la tercerización propio de los regímenes neoliberales, y la seguridad social se extendió hacia casi el 100% de los trabajadores que tienen dependencia laboral.
Bajo este escenario marcharán por el país. Pero también saldrán los sindicatos que están lejanos al Gobierno y que prometen ser más que 35 000.
En contexto El 15 de noviembre de 1922 ocurrió la matanza de los trabajadores en Guayaquil. Podría considerarse como el inicio de la lucha obrera en el Ecuador. Entre 1938 y 1944 se conformaron los grandes gremios que tuvieron fuerza hasta mediados de los años 90.
Cronología
1981-1984 Durante el gobierno de Osvaldo Hurtado fueron jornadas particularmente tensas y. El FUT y el sector empresarial se juntaron en contra de su gestión. 1983 fue difícil.
1984-1988 La posición política de León Febres Cordero generó graves tensiones con las organizaciones sindicales y los partidos políticos del centro hacia la izquierda.
1988-1992 Con Rodrigo Borja, la inflación, la recesión y los paquetes económicos, provocaron tensiones. Él por su parte, criticó el sindicalismo público.
1992-1996 Con Sixto Durán Ballén, las tesis neoliberales de su vicepresidente Alberto Dahik llevaron a una consulta popular sobre la privatización del IESS.