Hace más de un año que Auki Tituaña y Humberto Cholango se declararon la guerra política. Al inicio fue un enfrentamiento de baja intensidad, donde sus ácidas críticas bullían en la caldera de la opinión pública nacional.
Un año atrás, Tituaña, el reconocido ex alcalde de Cotacachi, fracasó en su intento por presidir la Conaie, la organización indígena más grande del país. Fue Cholango quien le ganó en la contienda política más importante para esta organización social.
A partir de ese momento, a Tituaña no le interesaba disimular su antipatía por su contendor. No solo que dudó del liderazgo de Cholango, sino que puso en entredicho su frenético discurso de oposición al gobierno de Rafael Correa. Según Tituaña, Cholango tenía “rabo de paja” y una muestra de su acercamiento con el Gobierno fue el nombramiento de Ricardo Ulcuango como embajador en Bolivia, un cargo que no contó con la anuencia de los dirigentes de la Conaie.
El lunes pasado, Cholango saboreó el plato de la venganza. El sí que Tituaña dio a Guillermo Lasso, para ser su compañero de fórmula en la carrera de febrero próximo por llegar a Carondelet, se convirtió en el motivo de sobra para que la Conaie y el movimiento político Pachakutik lo expulsaran de sus filas. “Es un traidor”, dijo Cholango con el discurso radical que lo caracteriza.
Para él, así como para el resto de la dirigencia indígena, resulta inaceptable esta alianza con Guillermo Lasso, político al que ellos le encuentran todos los ‘peros’ posibles: banquero, neoliberal, amigo de Jamil Mahuad…
La inclemencia con la que los dirigentes indígenas reaccionaron ante el anuncio de Tituaña derivó en el descabezamiento de la cúpula de Pachakutik en Cotacachi. Además, la Federación de Indígenas y Campesinos de Imbabura (FICI), filial de la Conaie, le sancionó con el destierro. Esta dura medida, la más fuerte en la escala de los castigos políticos, implica la prohibición que tiene Tituaña para ingresar a las comunidades indígenas que en varias ocasiones le dieron su apoyo.
Ni siquiera dieron trámite al pedido oficial que Tituaña hizo el sábado pasado a Pachakutik para desafiliarse. La consigna era expulsarlo. Según Cholango y los otros dirigentes, el ex Alcalde de Cotacachi había jugado a dos bandas. Por un lado conversaba con Lasso, pero también estaba trabajando por la candidatura presidencial de Alberto Acosta y el proyecto de las izquierdas.
Cholango y el resto de los dirigentes indígenas dijeron haberse sorprendido por la alianza de Tituaña con Lasso. Pero, ¿hasta qué punto esta sorpresa es fidedigna?
Hace un año, cuando Tituaña empezó la andanada contra Cholango, advertía que el etnocentrismo y los dogmas de la Conaie estaban llevando al movimiento indígena al borde del fracaso.
Y con el discurso de un pluralismo urgente, el ex Alcalde de Cotacachi advertía su simpatía por Lasso, Jaime Nebot y empresarios guayaquileños como Joyce Higgins de Ginatta. Vistas las cosas en retrospectiva, Tituaña tomó una decisión acorde con lo que ha sido su pensamiento político.
Desde el plano de la coherencia, la posición de Cholango resulta tan polémica como el supuesto juego a dos bandas de Tituaña. Por ejemplo, Cholango no reaccionó con la misma dureza con Ulcuango, su compañero de lucha y pariente político, cuando aceptó la misión en La Paz.
Hubo halón de orejas a distancia, pero no expulsión y peor el destierro. Es posible que los puntos ideológicos entre la Conaie y el Gobierno amortigüen el enfado por esa colaboración. Pero hay que recordar que hace un año, la principal bandera de lucha de la Conaie era denunciar “la criminalización de la protesta social” que el Gobierno llevaba contra algunos dirigentes indígenas. En más de una ocasión Cholango ha pintado a Correa como un presidente autoritario. Pero también le ha comprometido su apoyo en temas tan controversiales como la Ley de Comunicación y ha mostrado apatía en los juicios del Presidente a medios y periodistas.
En todo caso, el enfrentamiento entre las cúpulas indígenas tiende a reforzar una tesis que hace tiempo dejó de ser un secreto: la unidad política del movimiento indígena no va más y en estas elecciones, el voto de este importante sector del país, podría dispersarse con mayor fuerza que antes.
La primera muestra: un grupo de s dirigentes de Cotacachi ya ha comprometido sus votos para Tituaña. Pues creen en las “buenas intensiones” del ex Alcalde.
¿Quién es?
Auki Tituaña, dirigente de Cotacachi, alcalde por esa ciudad por tres períodos. Quiso presidir la Conaie.
¿Qué Hizo?
Aceptó ser candidato a la Vicepresidencia con Guillermo Lasso. Fracturó a la dirigencia indígena de Cotacachi.
¿Qué Dijo?
“Esta alianza es un ejercicio de madurez de 18 movimientos nacionales y regionales que apoyan a CREO”.
¿Quién es?
Humberto Cholango, dirigente de Cayambe, fue presidente de la Ecuarunari y hoy lidera a la Conaie.
¿Qué Hizo?
Lideró la crítica a Tituaña, motivando su expulsión tanto del movimiento Pachakutik como de la Conaie.
¿Qué Dijo?
“El se quitó el poncho para mostrar su verdadera cara. Antepuso sus intereses a los de la organización indígena”.