La división que afrontan los dirigentes del Partido Socialista Frente Amplio (PSFA) se trasladó hasta una de sus filiales: la Federación de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin).
Ayer, Luis Andrango, quien presidía la organización hasta septiembre, acudió al Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES). Al viceministro Germán Flores le pidió desconocer el acto administrativo a través del cual se registró a la directiva de la Fenocin, presidida por José Leandro Aules Pilataxi. Fue elegida para el período 2012- 2016, en el congreso del 19, 20 y 21 de octubre.
Según el MIES, esta directiva fue inscrita el pasado 20 de noviembre. Así que solicitarán los documentos de respaldo a las partes involucradas.
“No vamos a permitir que una minoría nos imponga una directiva”, aseguró Andrango, acompañado de otros dirigentes. Él negó el interés de perpetuarse en el mando de la Fenocin; aclaró que no busca la reelección. Y que internamente esperan, el viernes próximo, en una asamblea, resolver sobre las elecciones.
Según el dirigente han vivido casi un año de permanentes intenciones de división interna y confrontación entre miembros de la Fenocin. Y acusó a Rafael Quintero, director nacional y candidato a asambleísta nacional del PS-FA, de haber incidido permanentemente, con un objetivo político personal que es tener apoyo para negociar su candidatura dentro de la lista de Alianza País.
Quintero, quien estuvo implicado en el escándalo de la valija, renunció a su cargo de viceministro de Relaciones Exteriores, para candidatizarse por la lista 17 de los socialistas.
Él es señalado por un grupo de dirigentes del partido, entre ellos Germán Rodas, Víctor Granda y Gustavo Vallejo. En varias oportunidades han asegurado que a él solo se ha interesado en mantener sus cargos. Le reclaman porque supuestamente se olvidó de que el apoyo que le dieron al oficialismo debía ser crítico.
“Ventajosamente Quintero no tuvo el apoyo para ser candidato de Alianza País, pero sí utilizó a dirigentes que se dejaron manipular como Leandro Aules, Luis Simbaña y Eduardo Criollo, para dividir a las organizaciones e inventarse un congreso, que eligió una directiva ilegal”.
Eso denunció Andrango, quien para el grupo que defiende a Aules, “convirtió a la Fenocin en un espacio de clientelismo, en una agencia de trabajo, cuando el papel de una organización social es otro, está en las calles”, según afirmó José Quilumbaquin, presidente de la Unión de Organizaciones Campesinas de Cayambe.
Quilumbaquin incluso dijo que Andrango logró que su padre sea nombrado embajador de El Salvador con su influencia.
Este Diario pudo llegar a Quilumbaquin, a través de Luis Michelena, dirigente nacional del PS-FA, quien lo puso al teléfono.
Michelena defendió a Quintero. Y criticó al grupo de Andrango porque supuestamente en la madrugada del domingo se tomó la sede de la Fenocin, ubicada en la Versalles, en Quito.
Gustavo Vallejo, de la corriente socialista que apoya a Alberto Acosta, candidato de la Coordinadora de las Izquierdas, hizo memoria. Y apuntó que hace un año le anticiparon a Andrango que lo mismo que le hicieron al partido, le pasaría a la Fenocin. En las centrales sindicales de trabajadores no han podido hacerlo.
Vallejo recordó que intentaron destituir del cargo a Andrango porque no estaba del todo de acuerdo con la consulta popular.
El dirigente de la Fenocin participó , en marzo, en la marcha por la vida con la Conaie de Humberto Cholango , para exigir la aprobación de las leyes de Aguas y Tierras. Ayer la Conaie se solidarizó con la Fenocin y rechazó que el Gobierno y gurpos electorales “pretendan dividirla”.