La era socialcristiana en el Municipio de Guayaquil cumplió este 10 de agosto dos décadas. La pregunta es si continuará más allá del 2014. Esta tendencia buscará ese año la sexta administración de un cantón que ha sido bautizado por el Régimen como ‘nuevo bastión’ de la Revolución Ciudadana.
Para el Partido Social Cristiano (PSC) no solo está en juego seguir controlando al Municipio más grande del país. También, el mantener el peso que sus dos alcaldes han tenido en la política nacional en estos 20 años, pese a que desde 1988, el PSC no ha vuelto a la Presidencia de la República.
El apelativo de ‘dueño del país’ que ganó León Febres Cordero, primer alcalde socialcristiano (1992-2000), no fue gratuito. El otrora fuerte bloque de diputados socialcristianos y su Alcalde movieron la balanza a su favor en temas legislativos, económicos y judiciales. Cada presidente electo, desde 1992, iba hasta su oficina en el Cabildo. Y, en gran medida, la suerte del vicepresidente Alberto Dahik y de los presidentes Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad, Gustavo Noboa y Lucio Gutiérrez quedó echada cuando Febres Cordero les retiró su apoyo.
Desde la Alcaldía, Febres Cordero opinaba en temas de interés nacional. Las sesiones semanales con los medios de comunicación fueron bautizadas como ‘oráculo de los jueves’. Allí Febres Cordero exponía los avances de su gestión y también metía el dedo en la llaga de los gobiernos de turno.
Él llegó al Sillón de Olmedo el 10 de agosto de 1992. Omitió las voces que decían que era un retroceso en su carrera política y sacó a la urbe de las ruinas en las que la dejaron los alcaldes roldosistas entre 1984 y 1992.
Su primera decisión fue cerrar el Municipio para reconstruirlo. Además de mejorar la infraestructura, Febres Cordero despidió a 2 499 ‘pipones’ que, sin trabajar, cobraban sueldos. Terminó con una red de tramitadores y falsificadores que laboraban dentro y en los alrededores del Cabildo.
En 1996 fue reelegido con el 86% de los votos, porcentaje hasta ahora no superado. “Creo que las votaciones que yo he obtenido no han sido por ser socialcristiano, han sido porque les ha gustado o les ha disgustado la actitud y la posición de Febres Cordero”, dijo durante una de sus conversaciones con David Wong, publicadas en el libro ‘Madera de Guerrero’.
Sin embargo, sus triunfos afianzaron la vigencia de los socialcristianos. Con su muerte, en diciembre del 2008, Febres Cordero pasó a formar parte del grupo “de los que hacen falta”. Así lo dijo Pascual del Cioppo, presidente del PSC, en el discurso fúnebre y lo repitió el martes pasado.
Al finalizar su segundo período, en el 2000, Febres Cordero dio paso a Jaime Nebot. Era el año en que la economía del país estaba en el suelo por la crisis bancaria de 1999, cuando Febres Cordero no tuvo empacho en rechazar, en una concentración pública, el cierre de Banco del Progreso, uno de los íconos del desastre financiero. Los votos del PSC en el Congreso dieron forma, a finales de 1998, a la Ley de la AGD que sirvió para el salvataje de Filanbanco.
El 2000 también fue el año en que Guayaquil prendió el debate de un modelo autonómico que generó recelos en el resto del país.
Nebot llegó a la Alcaldía para prometer que hará“autonomía al andar”. A diferencia de Febres Cordero, Nebot ha optado por mirar a la política nacional con distancia y recelo. Sus marchas políticas se han dado únicamente cuando siente amenazado su modelo de gestión y su relación con el presidente Rafael Correa ha tenido altos y bajos, duras críticas y pactos de no agresión.
El miércoles pasado, Nebot inauguró el Malecón de la parroquia Pascuales, junto al río Daule. Los malecones son una de las etiquetas de estas dos décadas: obra pública y urbanismo.
Nebot recorrió la obra entre las barras de apoyo de los pascualeños. Casi al final de la ruta, se detuvo e hizo señas para que las cámaras de televisión se acercaran. Al pedirle su análisis sobre las dos décadas del PSC contestó que las encuestas le dan el 90% de apoyo.
Pero no quiso hablar de un cuarto período. “Hay que preguntarle a Aladino y la lámpara mágica”, sobre quién continuará con la obra en la ciudad si se retirase.
El relevo de Nebot es una tarea pendiente del partido para seguir administrando la ciudad. Del Cioppo no quiere pensar en otro apellido. Él coincide con el analista e historiador Willington Paredes, en que la gente no vota solo por un proyecto sino por un líder que le dé su confianza.
“El problema no es cambiar de alcalde sino que un Partido repiense el proyecto de una ciudad pero bajo un liderazgo”, explicó Paredes. Entre los nombres que suenan para continuar con la época socialcristiana están la asambleísta Cynthia Viteri y el concejal Leopoldo Baquerizo.
¿Serán ellos los herederos naturales del socialcristianismo? La interrogante toma fuerza cada vez que se mira la composición del Concejo porteño. En 1992 solo tres ediles eran de otro partido, ahora lo son siete de los 15.
Cuentas pendientes de los socialcristianos en la urbe
El modelo de desarrollo de Guayaquil ha sido cuestionado por el Régimen. La inequidad entre los barrios de la ciudad y que la regeneración urbana se reduce a unos cuantos adoquines, son algunas críticas.
El avance tecnológico, la reorganización de la urbe y la participación ciudadana también son tareas pendientes según los ex concejales Henry Raad (PSC) y Octavio Villacreces (Alianza País).
Raad considera fundamental que el Municipio se apegue a la era digital. El Cabildo tiene un sitio web donde publica su presupuesto anual (USD 567 millones este año), requisitos para trámites, las tasas de pago… Pero no se puede hacer las gestiones en línea.
“Van muy lento para la velocidad de las cosas. En informática lo califico de 3 sobre 10”, expresó Raad. La mayoría de acciones se realiza en las oficinas del centro de Guayaquil. Raad agregó que debería haber sucursales en el norte y sur de la ciudad para atender a sus 2 291 158 habitantes.
Además, considera que debe crearse una nueva forma de arquitectura vial para que el vehículo “no asfixie” a la urbe. Según la Comisión de Tránsito del Ecuador, casi 280 000 vehículos circulan en el Puerto Principal.
“Guayaquil ya no es una sola ciudad, es un entorno mucho más grande. Una visión de acomodamiento de sus gentes es importantísima”, dijo Raad. Villacreces coincide en que se la debe reorganizar. La solución para el ex concejal oficialista es que se convierta en distrito metropolitano.
“Debería haber 10 distritos pequeños y un municipio (…) no lo hacen porque nunca tuvieron la intención de desconcentrar el poder”, expresó.
Además, el ahora funcionario de Cancillería cree que la solución para las inequidades sociales es que abran espacios de participación ciudadana.
Villacreces puso como ejemplo una visita al barrio Cisne II, en el suburbio de la urbe, durante el 2007. Contó que el 68% de los moradores tenía problemas de alcantarillado, sin embargo eso no estaba en el plan municipal.