La prensa ecuatoriana está amordazada. Así se titula una nota que publica la revista inglesa The Economist en su última edición en la que hace una dura crítica al presidente Rafael Correa por sus intentos de controlar a los medios independientes.
La prestigiosa revista comienza su nota diciendo que “en varias ocasiones el presidente del Ecuador, Rafael Correa, ha prometido defender la liberta de expresión con su vida”, pero que “en la práctica, sin embargo, ha erosionado sistemáticamente la libertad de la prensa en su país”.
The Economist dice que el ejemplo más publicitado de esta conducta de Correa es la demanda por injuria que ha puesto en contra del diario El Universo. “La demanda ha hecho que varias personas hayan abandonado el país, incluyendo un juez que sostiene que la sentencia fue escrita por uno de los abogados del propio Correa. Uno de los directores de El Universo ha recibido asilo político de Panamá”, dice.
Agrega que “pocos días antes, dos periodistas que hicieron un reportaje sobre los negocios del hermano del Presidente han sido sentenciados, en un caso diferente, a pagar USD 2 millones cada uno” por una demanda igualmente interpuesta por Correa.
Pero el peso de la nota está referido a la última reforma electoral introducida por Correa. “Entre estas victorias, el presidente se inclinado por una total censura. En enero, utilizando los poderes que le permiten modificar la legislación que le da la Constitución aprobada en 2008, Correa introdujo una reforma electoral con una norma que dice que la prensa debe abstenerse de hablar bien o mal de un candidato a través de reportajes especiales o cualquier otra forma de mensaje que puede influir a favor o en contra de cualquier candidato o ideas políticas”, anota la revista y en seguida agrega que “en otras palabras, la norma prohíbe cualquier declaración que pueda ser interpretada como un apoyo o una crítica a un candidato”.
Adicionalmente, la publicación dice que “esta norma ha dejado a los editores preguntándose qué puede ser reporteado o no que no influya a los votantes” y luego anota que “como el Gobierno no puede monitorear cada palabra que se publica, la oposición teme que Correa tendrá que hacer un control selectivo a su beneficio”. También cita la aseveración de Correa en el sentido de que la prensa estatal también tendrá que atenerse a la norma.
Por último, The Economist asegura que “a pesar de que el Presidente dice gozar de un enorme apoyo según encuestas, estos esfuerzos de controlar a la prensa hacen pensar que está menos seguro en sus posibilidades de ganar nuevamente las elecciones”.