Roberto Pombo H.
Su experiencia. Periodista. Director de El Tiempo desde el 2008.Ha colaborado en las revistas Semana, Cambio (México) y otros medios.
Su punto de vista. Una justicia independiente sí es capaz de zanjar con proporción posibles excesos de un articulista.
¿Qué se puso en evidencia con la publicación en los diarios colombianos de la columna ‘No a las mentiras’ de Emilio Palacio?
Que hay una fuerza muy grande que está dispuesta a defenderse, porque más que un periodista, más que un diario, más que una columna, en el Ecuador, lo que estamos defendiendo es un concepto general. Es la libertad de expresión y que los límites a esa libertad los pone la Justicia en términos reales y prácticos, con unos fallos que estén acordes con la gravedad de los hechos. Queremos que toda la región se una alrededor de los principios que permiten nuestra existencia, sin pretender con eso estar por encima de ningún otro sector social.
¿Con qué efecto?, si el Gobierno ecuatoriano le ha restado importancia a las reacciones internacionales?
No estoy tan seguro. No me atrevo a contestar la pregunta porque no sé qué va a pasar. Ya el presidente (Rafael) Correa insinuó algún cambio en su actitud frente a este tema de El Universo. Y no se me escapa que pudiera ser resultado de estas presiones. Nosotros solo tenemos nuestra palabra y al expresarla conjuntamente y al mismo tiempo es la manera más contundente de utilizar nuestra única herramienta.
¿Un artículo de opinión como el de Emilio Palacio merece o no el tratamiento que se le ha dado en el Ecuador?
El tratamiento fue inadecuado. Es muy importante decir que la publicación de la columna no implica hacer propias las palabras del columnista. Nosotros defendemos tanto el derecho del periodista como del periódico de expresar su opinión. Y, una vez expresada, deberá someterse a todos los escrutinios que la democracia contempla. Fue descomunalmente exagerada la reacción a la publicación de la columna. No estamos en la defensa de un columnista en particular.
¿Cómo se debió proceder en este caso, entonces?
Se ha debido garantizar una independencia real entre el Poder Judicial y el Ejecutivo. Hay unos vasos comunicantes que no dejan ver claramente si en verdad hay una diferencia de poderes. Los últimos hechos legislativos en el Ecuador también son un muy mal indicio de que esos vasos comunicantes también están en ese Poder Legislativo. Además, no hay correspondencia entre lo que dice en la columna y el método por el cual se llega a esta sanción.
¿La opinión pública en Ecuador está anestesiada?
No sabría decirlo porque entonces me meto en terrenos políticos. Lo que sí veo es que cada vez más la opinión está amordazada. Los escenarios de ese ejercicio son cada vez más estrechos.
¿Los enfrentamientos con la prensa que libran los presidentes Correa o Hugo Chávez son los casos dramáticos de una embestida contra los medios que se expande?
Yo no diría tanto. En la mayoría de países del continente hay espacios para la expresión de las opiniones. Veo que hay unos países específicos donde esos espacios se cierran. Yo no diría que se está expandiendo esta situación.
¿Hay intención de ‘criminalizar’ el periodismo?
En la práctica sí. No sé si el oficio periodístico, pero sí se están ‘criminalizando’ las opiniones adversas a un gobierno.
¿Cómo mira la intención de reformar la Relatoría para la libertad de expresión?
Me parece un retroceso. La Relatoría es un espacio muy importante para la defensa de la libertad de expresión. Si se la reforma, será un golpe lamentable.
¿Qué ha sucedido en Colombia con los articulistas de opinión que se parecen a Palacio? ¿Se les puede abonar alguna contribución especial a su país?
Hay muchos casos. En Colombia, actualmente, se dicen cosas mucho peores que las que se reseñaron en la columna de Palacio. Yo sé que esa columna tiene una parte muy fuerte, que dice que el presidente Correa ordenó disparar en un hospital, algo que fue muy traumático para el Ecuador. Es una acusación muy grave que debe ser respondida suficientemente. En Colombia se dicen cosas más duras y se tramitan por la vía de la discusión pública o por la vía judicial. Pero las sanciones, como la rectificación y la obligación de dar espacios correlativos a la persona que se siente afectada, han tenido siempre una relación directa entre lo que se dice y lo que se sanciona. No puede haber una disparidad tan grande.
¿Por qué salió de diario El Tiempo, en el 2009, la columnista Claudia López?
Ella escribió en las páginas de El Tiempo una columna injuriosa contra el periódico. Eso no tuvo ningún sentido. Si alguien cree que un barco navega con bandera de pirata, entonces, es mejor no subir a bordo. Pero ese caso no tiene que ver con la libertad de expresión. Es más: la columna de López fue publicada en El Tiempo.
¿Y qué significado le asigna a la decisión de la Justicia colombiana de desestimar una demanda por calumnia e injuria que el ex presidenteErnesto Samper planteó contra López, por una columna de opinión que precisamente apareció en El Tiempo?
Ahí está claro que en la autonomía de la Justicia, yo no me puedo meter. Ese tema es muy distinto a la amenaza real a la libertad de expresión.
¿El Tiempo publicaría una columna en la cual se asegure que el presidente Juan Manuel Santos o cualquier otro mandatario es un dictador?
Ya se han publicado. Hay columnas en El Tiempo en las cuales se han dicho cosas peores. Aquí no se ha censurado. Si se miran las columnas de los sectores afines al ex presidente (Álvaro) Uribe, han sido más fuertes. Decirle dictador a un presidente, es un derecho que tiene un columnista en su forma de opinar.