Orgánicos en un mismo argumento. El Ejecutivo y la mayoría oficialista del Legislativo respondieron, cada uno por su lado, a la carta enviada el miércoles por ocho senadores estadounidenses al presidente Rafael Correa, con motivo de su visita a ese país.
La carta estaba firmada por el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata Robert Menéndez, y cuenta con el apoyo de los republicanos Marco Rubio, Mark Kirk, James Inhofe y John Cornyn, además de los demócratas Richard Durbin, Timothy Kaine y Patrick Leahy. En ella, los senadores piden a Correa que fortalezca las relaciones con Estados Unidos.
Pero también se mostraron preocupados por la sentencia por injurias contra el asambleísta Cléver Jiménez y los activistas Fernando Villavicencio y Carlos Figueroa.
Justamente sobre este último tema, la Asamblea ya había tomado una posición en el mismo sentido que el Ejecutivo, un día antes. Tal como lo hizo la Cancillería, el Consejo de la Administración Legislativa desconoció las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericada de Derechos Humanos (CIDH) y principalizó al alterno, Milton Gualán.
Ayer por la mañana, el bloque oficialista dio a conocer una carta, suscrita por la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, y 103 legisladores de Alianza País y aliados. Era la respuesta a la carta de los senadores estadounidenses, en la que esgrimían los mismos argumentos que la embajadora de Ecuador en Washington, Nathalie Cely, ya había expuesto un día antes.
Pero más allá del tema de Jiménez, las autoridades ecuatorianas responden a las preocupaciones de los senadores por las relaciones entre ambos países y la salida de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), en diciembre del año pasado.
Los senadores señalan que estas acciones crean un “obstáculo innecesario en la relación bilateral”, y deberían ser una fuente de preocupación para aquellos que se beneficiaban de la asistencia de la Usaid.
Pero para los asambleístas de Alianza País, la Usaid no podía desarrollar sus acciones de manera unilateral, sin consultar al Gobierno ecuatoriano. “Que el Estado ecuatoriano le pida a EE.UU. que cumpla con lo que exige a los demás estados es una decisión legítima y justa del
Ecuador.
En la misma línea, Cely aseguró, el jueves pasado, que Ecuador “no es un país que requiere una casita por aquí, una escuelita por allá”, señaló la embajadora en referencia a la cooperación al desarrollo.
“Apoyamos decididamente la gestión de la política internacional de nuestro presidente Rafael Correa, que se caracteriza por la defensa de los verdaderos interéses de la mayoría de la y los ecuatorianos”, finaliza la carta del oficialismo, de cuatro páginas y siete más de firmas.
Carlos Eire critica a Correa
Carlos Eire, catedrático del departamento de Historia en la Universidad de Yale, publicó ayer un artículo sobre la ponencia que ofreció Correa en ese centro de estudios.
Eire cuenta que asistió a la conferencia, que se realizó en el Luce Halll, que califica como “uno de los edificios más feos en Yale”.
Según asegura en su artículo, que la conferencia del Presidente no fue académica. Además, relata que la seguridad para la visita de Correa fue muy estricta, por lo que incluso se prohibió el parqueo en una avenida.
“La sala de conferencias estaba llena. No reconocí a nadie. Ni una sola persona. Si estas fueran personas de Yale, yo no sé de donde vinieron. No vi a ninguno de mis estudiantes ni colegas ni a las principales autoridades de la Universidad”, señala.
La palabra “hegemónica” -dice Eire- estuvo presente en todo el discurso del Presidente, en la que pidió la abolición de la propiedad intelectual y las patentes.